Adriana Metz buscó toda la vida a su hermano desaparecido por la dictadura argentina, pero pudo escuchar su voz por primera vez la semana pasada, 48 años después. Ella era una bebé de un año cuando el 16 de diciembre de 1976 los militares entraron en la casa familiar de Cutral-Có, en la provincia patagónica de Neuquén, y secuestraron a sus padres, Graciela Romero y Raúl Eugenio Metz. Su madre, que en ese momento estaba embarazada de cinco meses, dio a luz a un varón en abril de 1977 en un centro clandestino de detención y a los pocos días, se lo arrebataron y lo entregaron a una familia que lo crio como propio. Hasta el viernes, cuando un test genético confirmó que era el hijo desaparecido de Graciela y Raúl Eugenio. Este lunes, las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron que se trata del nieto 140 apropiado por la dictadura al que se restablece su propia identidad.
