Tras la celebración del 80 aniversario de la victoria de China sobre Japón y el fascismo en 1945, el mundo ha comenzado a ver a esa nación de manera diferente, los ciudadanos de a pie, de todo el globo, ven ahora al país de la Gran Muralla, como un pueblo que decidió luchar por su libertad y dignidad, la conservación de su cultura y la unificación de todas las etnias que componen a ese milenario país.
El presidente Xi Jinping, junto a sus invitados nacionales y extranjeros y frente a toda la prensa del mundo, pasó revista a su arsenal de armas o equipos bélicos, desde la afamada e histórica plaza de Tiananmén, lugar que el primero de octubre del año 1949 sirvió de escenario para que el líder de la Revolución Comunista China, Mao Zedong, proclamara La República Popular China.
El memorable desfile evidenció los avances tecnológicos del país, que ya cuenta con más de 600 ojivas nucleares y con la meta de alcanzar la cifra de mil unidades para el año 2030. Es indudable la evolución de la tecnología china en la fabricación de armas, el mundo pudo ver modernos láseres para interferir satélites desde la superficie de la Tierra, drones no tripulados y dirigidos por inteligencia artificial, misiles supersónicos de difícil detección y de alcance intercontinental (que, hasta el momento, solo poseen China y Rusia), submarinos no tripulados, misiles anti porta aviones, robots destinados al espionaje sin ser detectados, entre otros significativos avances en materia de tecnología militar.
En ese sentido, especialistas en materia de geopolítica mundial y estrategia militar, definieron el desfile como asombroso y como una muestra de que China, está dispuesta y preparada para no volver a ser oprimida ni humillada, con capacidad para defender su territorio, dignidad y soberanía, frente a cualquier enemigo y, aseguran, que lo ocurrido en esa conmemoración, sin precedentes en la historia de China, demuestra que la hegemonía de los EE. UU. se desvanece y que la deprimida Europa debe rediseñar sus estrategias, puesto que no tendría la capacidad económica ni militar para contrarrestar cualquier ataque defensivo de la nación oriental.
La celebración del pasado 3 de septiembre en Beijing, fue precedida por la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), llevada a cabo en la ciudad de Tianjin, entidad que sirve de contrapeso a las organizaciones de occidente, integrada por 20 naciones que representan el 40% de la población del planeta, cuyo fin y propósito es el de la cooperación económica y atacar enérgicamente el terrorismo. Esta reunión, como consideran algunos expertos, no se trató de un hecho aislado, sino que, el encuentro buscaba mandar un claro mensaje de que un nuevo bloque emerge bajo el liderazgo de China.
El mundo está a la puerta de un nuevo paradigma y, como muchos analistas de la dinámica internacional afirman, el tablero geoeconómico y geopolítico global se está reconfigurando en dirección al multilateralismo y apunta ya, hacia nuevos protagonistas liderados por China, como refiere el párrafo precedente, Rusia, y la India, quedando demostrado en la mencionada cumbre de la OCS y el impresionante desfile militar en la plaza de Tiananmén, en la capital del gigante asiático, sumado esto al grupo de economías emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que representan el 40% de la riqueza mundial y más de la mitad de la población del globo.
Ante todo lo dicho, es preciso advertir que, el ejército chino no está pensado para poner en riesgo la soberanía y autodeterminación de los países ajenos a China, como otros ejércitos con hechos registrados en los anales de la historia, sino que, las tropas chinas, son un ente planificado para defender a los más de mil cuatrocientos millones de habitantes que viven en los 9,596,900 kilómetros cuadrados del país que preside el actual Secretario General del Partido Comunista Chino, país que ha alcanzado de manera pacífica, el desarrollo que hoy con orgullo puede exhibir y apuesta al respeto de las normas enmarcadas dentro del Derecho Internacional, a la paz y la confraternidad global, como ha sostenido el presidente Xi en innumerables ocasiones y como hasta ahora lo ha demostrado.
POR OBED PICHARDO
*El autor es director de contenido del Cendoesch, Centro Dominicano de Estudios Sobre China.
Comenta
Tras la celebración del 80 aniversario de la victoria de China sobre Japón y el fascismo en 1945, el mundo ha comenzado a ver a esa nación de manera diferente, los ciudadanos de a pie, de todo el globo, ven ahora al país de la Gran Muralla, como un pueblo que decidió luchar por su libertad y dignidad, la conservación de su cultura y la unificación de todas las etnias que componen a ese milenario país.
El presidente Xi Jinping, junto a sus invitados nacionales y extranjeros y frente a toda la prensa del mundo, pasó revista a su arsenal de armas o equipos bélicos, desde la afamada e histórica plaza de Tiananmén, lugar que el primero de octubre del año 1949 sirvió de escenario para que el líder de la Revolución Comunista China, Mao Zedong, proclamara La República Popular China.
El memorable desfile evidenció los avances tecnológicos del país, que ya cuenta con más de 600 ojivas nucleares y con la meta de alcanzar la cifra de mil unidades para el año 2030. Es indudable la evolución de la tecnología china en la fabricación de armas, el mundo pudo ver modernos láseres para interferir satélites desde la superficie de la Tierra, drones no tripulados y dirigidos por inteligencia artificial, misiles supersónicos de difícil detección y de alcance intercontinental (que, hasta el momento, solo poseen China y Rusia), submarinos no tripulados, misiles anti porta aviones, robots destinados al espionaje sin ser detectados, entre otros significativos avances en materia de tecnología militar.
En ese sentido, especialistas en materia de geopolítica mundial y estrategia militar, definieron el desfile como asombroso y como una muestra de que China, está dispuesta y preparada para no volver a ser oprimida ni humillada, con capacidad para defender su territorio, dignidad y soberanía, frente a cualquier enemigo y, aseguran, que lo ocurrido en esa conmemoración, sin precedentes en la historia de China, demuestra que la hegemonía de los EE. UU. se desvanece y que la deprimida Europa debe rediseñar sus estrategias, puesto que no tendría la capacidad económica ni militar para contrarrestar cualquier ataque defensivo de la nación oriental.
La celebración del pasado 3 de septiembre en Beijing, fue precedida por la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), llevada a cabo en la ciudad de Tianjin, entidad que sirve de contrapeso a las organizaciones de occidente, integrada por 20 naciones que representan el 40% de la población del planeta, cuyo fin y propósito es el de la cooperación económica y atacar enérgicamente el terrorismo. Esta reunión, como consideran algunos expertos, no se trató de un hecho aislado, sino que, el encuentro buscaba mandar un claro mensaje de que un nuevo bloque emerge bajo el liderazgo de China.
El mundo está a la puerta de un nuevo paradigma y, como muchos analistas de la dinámica internacional afirman, el tablero geoeconómico y geopolítico global se está reconfigurando en dirección al multilateralismo y apunta ya, hacia nuevos protagonistas liderados por China, como refiere el párrafo precedente, Rusia, y la India, quedando demostrado en la mencionada cumbre de la OCS y el impresionante desfile militar en la plaza de Tiananmén, en la capital del gigante asiático, sumado esto al grupo de economías emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que representan el 40% de la riqueza mundial y más de la mitad de la población del globo.
Ante todo lo dicho, es preciso advertir que, el ejército chino no está pensado para poner en riesgo la soberanía y autodeterminación de los países ajenos a China, como otros ejércitos con hechos registrados en los anales de la historia, sino que, las tropas chinas, son un ente planificado para defender a los más de mil cuatrocientos millones de habitantes que viven en los 9,596,900 kilómetros cuadrados del país que preside el actual Secretario General del Partido Comunista Chino, país que ha alcanzado de manera pacífica, el desarrollo que hoy con orgullo puede exhibir y apuesta al respeto de las normas enmarcadas dentro del Derecho Internacional, a la paz y la confraternidad global, como ha sostenido el presidente Xi en innumerables ocasiones y como hasta ahora lo ha demostrado.
POR OBED PICHARDO
*El autor es director de contenido del Cendoesch, Centro Dominicano de Estudios Sobre China.
Comenta