Despiertas, revisas el celular. Desayunas, respondes correos. Trabajas, te distraes con notificaciones. Termina el día y sigues conectado. ¿Te suena? Bienvenidos al mundo del burnout digital, ese cansancio silencioso que se ha colado entre nuestras pantallas y que ya representa uno de los grandes desafíos de las empresas modernas.
En pleno 2025, la línea entre lo personal y lo laboral se ha vuelto tan difusa como una videollamada sin buena señal. Y aunque la tecnología nos ha facilitado la vida, también ha abierto la puerta a una sobrecarga mental que nos tiene más agotados que nunca.
En este escenario, voces expertas como la de Betzabel García, docente de BIU University, ponen sobre la mesa una verdad incómoda: el uso no regulado de redes sociales durante el trabajo está drenando nuestro bienestar emocional.
“Las redes sociales no sólo fragmentan la atención, sino que inducen ansiedad, sensación de insuficiencia, comparación constante y fatiga digital. Nos enfrentamos a una epidemia invisible de distracción y agotamiento”, afirma García.
Atención dividida, mente saturada
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¿Has sentido que no puedes concentrarte por más de unos minutos sin mirar el celular? No estás solo.
Este fenómeno, conocido como “atención fragmentada”, está afectando la memoria de trabajo y la capacidad de pensar con claridad. Según la experta, incluso se genera una dependencia psicológica alimentada por el famoso FoMO (miedo a perderse algo), que termina desconectándonos emocionalmente… aunque estemos hiperconectados.
Y no es una simple sensación: un estudio de Emerald Insight (marzo 2025) lo confirma, mostrando que el uso excesivo de redes sociales en el trabajo aumenta el agotamiento laboral debido a interrupciones constantes y sobrecarga sensorial.
Otra investigación publicada por la Academy of Management Journal ya en 2023 lo adelantaba: más redes, menos satisfacción y más desconexión emocional.
Más que apagar el Wi-Fi, se trata de estrategia
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La solución no es prohibir, sino gestionar. Betzabel García propone que las empresas den un paso adelante y eduquen en alfabetización digital y emocional. ¿Cómo? Con políticas claras, pausas conscientes y programas como el “Digital Wellbeing”, aplicados con éxito en gigantes como Google y SAP.
“La clave no es desconectar, sino reconectar con propósito. La autorregulación y el liderazgo empático deben guiar los hábitos digitales”, destaca García.
No es un lujo, es una urgencia. La OMS ya ha etiquetado al burnout digital como un riesgo real en entornos de trabajo hiperconectados. Demasiadas notificaciones, interrupciones sin fin y exceso de datos pueden desencadenar ansiedad, insomnio y un agotamiento emocional que no se arregla con un café extra.
El nuevo liderazgo: más consciente, menos online
Hoy más que nunca, los líderes tienen que predicar con el ejemplo. No se trata solo de productividad, sino de cuidar el bienestar del equipo.
Eso implica evitar mensajes fuera del horario laboral, promover espacios sin pantallas y enseñar técnicas de gestión del tiempo como la Técnica Pomodoro (sí, esa que sugiere pausas activas cada 20 minutos para que el cerebro respire).
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Ya hay modelos que lo están haciendo bien. Volkswagen, por ejemplo, limita el envío de correos fuera de horario en Alemania. Y en América Latina, según LinkedIn 2025, un 63% de los empleados se sienten más productivos cuando sus empresas permiten pausas digitales durante el día.
¿Qué pueden hacer las empresas dominicanas?
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Aquí van cinco claves para empezar a cambiar la cultura digital desde adentro:
Establecer normas claras sobre el uso de la tecnología dentro y fuera del trabajo.
Capacitar a los equipos en salud digital y emocional.
Medir el bienestar digital como parte de los indicadores de salud ocupacional.
Fomentar el autocuidado digital desde el liderazgo.
Crear espacios libres de tecnología para reconectar con uno mismo (y con el equipo).
La era del always on está agotando más que conectando. El bienestar hoy no se mide solo en resultados, sino en calidad de enfoque. Y como dice Betzabel García, la apuesta está en formar líderes conscientes, que encuentren el equilibrio entre la estrategia y la salud emocional.
En resumen: menos scroll, más conexión real.
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Cómo evitar el síndrome del burnout en el trabajo
Despiertas, revisas el celular. Desayunas, respondes correos. Trabajas, te distraes con notificaciones. Termina el día y sigues conectado. ¿Te suena? Bienvenidos al mundo del burnout digital, ese cansancio silencioso que se ha colado entre nuestras pantallas y que ya representa uno de los grandes desafíos de las empresas modernas.
En pleno 2025, la línea entre lo personal y lo laboral se ha vuelto tan difusa como una videollamada sin buena señal. Y aunque la tecnología nos ha facilitado la vida, también ha abierto la puerta a una sobrecarga mental que nos tiene más agotados que nunca.
En este escenario, voces expertas como la de Betzabel García, docente de BIU University, ponen sobre la mesa una verdad incómoda: el uso no regulado de redes sociales durante el trabajo está drenando nuestro bienestar emocional.
“Las redes sociales no sólo fragmentan la atención, sino que inducen ansiedad, sensación de insuficiencia, comparación constante y fatiga digital. Nos enfrentamos a una epidemia invisible de distracción y agotamiento”, afirma García.
¿Has sentido que no puedes concentrarte por más de unos minutos sin mirar el celular? No estás solo.
Este fenómeno, conocido como “atención fragmentada”, está afectando la memoria de trabajo y la capacidad de pensar con claridad. Según la experta, incluso se genera una dependencia psicológica alimentada por el famoso FoMO (miedo a perderse algo), que termina desconectándonos emocionalmente… aunque estemos hiperconectados.
Y no es una simple sensación: un estudio de Emerald Insight (marzo 2025) lo confirma, mostrando que el uso excesivo de redes sociales en el trabajo aumenta el agotamiento laboral debido a interrupciones constantes y sobrecarga sensorial.
Otra investigación publicada por la Academy of Management Journal ya en 2023 lo adelantaba: más redes, menos satisfacción y más desconexión emocional.
La solución no es prohibir, sino gestionar. Betzabel García propone que las empresas den un paso adelante y eduquen en alfabetización digital y emocional. ¿Cómo? Con políticas claras, pausas conscientes y programas como el “Digital Wellbeing”, aplicados con éxito en gigantes como Google y SAP.
“La clave no es desconectar, sino reconectar con propósito. La autorregulación y el liderazgo empático deben guiar los hábitos digitales”, destaca García.
No es un lujo, es una urgencia. La OMS ya ha etiquetado al burnout digital como un riesgo real en entornos de trabajo hiperconectados. Demasiadas notificaciones, interrupciones sin fin y exceso de datos pueden desencadenar ansiedad, insomnio y un agotamiento emocional que no se arregla con un café extra.
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Hoy más que nunca, los líderes tienen que predicar con el ejemplo. No se trata solo de productividad, sino de cuidar el bienestar del equipo.
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Ya hay modelos que lo están haciendo bien. Volkswagen, por ejemplo, limita el envío de correos fuera de horario en Alemania. Y en América Latina, según LinkedIn 2025, un 63% de los empleados se sienten más productivos cuando sus empresas permiten pausas digitales durante el día.
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La era del always on está agotando más que conectando. El bienestar hoy no se mide solo en resultados, sino en calidad de enfoque. Y como dice Betzabel García, la apuesta está en formar líderes conscientes, que encuentren el equilibrio entre la estrategia y la salud emocional.