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Diputados que construyen canchas: menos fotos, más leyes

Sana al mundo

En la República Dominicana se ha vuelto común ver a diputados solicitando canchas deportivas, parques o remodelaciones comunitarias. Obras que, aunque necesarias para los pueblos, no forman parte de sus funciones legislativas, sino de los ayuntamientos y del Poder Ejecutivo.

El verdadero rol de un diputado es legislar, fiscalizar y representar. Es decir, crear y aprobar leyes que favorezcan a la ciudadanía, vigilar el uso correcto de los fondos públicos y ser la voz de sus comunidades en los temas nacionales de mayor impacto.

Sin embargo, la práctica muestra otra realidad: mientras el país reclama reformas profundas, muchos congresistas prefieren limitarse a cortar cintas y posar en fotos inaugurales de pequeñas obras, fáciles de mostrar, pero insuficientes para transformar la vida de la gente.

Entre las leyes urgentes que deberían ocupar la atención del Congreso se encuentran:

La reforma al Código Penal, que lleva más de dos décadas estancada.

Una Ley de Movilidad y Transporte, que ponga orden en el tránsito y dé prioridad a las emergencias médicas.

La reforma a la Seguridad Social, para acabar con los abusos de las AFP y ARS contra trabajadores y pensionados.

Una Ley de Protección Ambiental estricta, que frene la deforestación y las construcciones indiscriminadas.

Reformas profundas al sistema educativo, que incorporen tecnología y mejor formación docente.

Una Ley de Acceso a Medicamentos Esenciales, que garantice precios justos para toda la población.

El país no necesita diputados que se conviertan en alcaldes improvisados, sino congresistas que entiendan la magnitud de su responsabilidad y que legislen con visión de futuro.

Seguir llenando titulares con canchas, calles y parques es apostar a lo superficial. El pueblo reclama mucho más: un Congreso capaz de dar respuestas estructurales a los problemas que siguen golpeando a la sociedad dominicana.

Y es aquí donde la ciudadanía tiene un papel crucial: no basta con criticar, hay que exigir y vigilar. La gente debe recordar a sus diputados cuál es su verdadera tarea, y en las urnas, premiar o castigar con el voto. Porque mientras los congresistas se ocupan de adornar comunidades con pequeñas obras, la nación sigue esperando las leyes que realmente pueden cambiar su destino.

POR AMERFI CÁCERES

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