El Barça fue un equipo tan bello como bestia en el coqueto Johan Cruyff. Los goles resultaron exquisitos y su pegada y acierto fueron tremendos ante la impotencia del Getafe, protagonista de un arranque histórico en la Liga. Al plantel de Bordalás, sin embargo, nunca se le dieron bien sus visitas a Barcelona, abatido por un armónico Barça, manejado por la maestría de Pedri. La ausencia de Lamine ha permitido reparar todavía más en la presencia del tinerfeño, especialmente admirado en la vigilia de la adjudicación del Balón de Oro. El talento de Pedri mezcló estupendamente con el oportunismo de Ferran y la sutileza de Dani Olmo en un plantel que funcionó como un Rolls-Royce.
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El Barça fue un equipo tan bello como bestia en el coqueto Johan Cruyff. Los goles resultaron exquisitos y su pegada y acierto fueron tremendos ante la impotencia del Getafe, protagonista de un arranque histórico en la Liga. Al plantel de Bordalás, sin embargo, nunca se le dieron bien sus visitas a Barcelona, abatido por un armónico Barça, manejado por la maestría de Pedri. La ausencia de Lamine ha permitido reparar todavía más en la presencia del tinerfeño, especialmente admirado en la vigilia de la adjudicación del Balón de Oro. El talento de Pedri mezcló estupendamente con el oportunismo de Ferran y la sutileza de Dani Olmo en un plantel que funcionó como un Rolls-Royce.