En su último discurso como jefe de Estado ante la Asamblea General de Naciones Unidas, la semana pasada, Gustavo Petro hizo un énfasis dramático para señalarse la pequeña insignia que llevaba en el bolsillo izquierdo de su guayabera blanca. “O codicia o vida. O barbarie o democracia local y global. O libertad o muerte, como decía Bolívar, y enarbolaba esta su bandera: roja, negra y también blanca”, dijo el presidente de Colombia desde el atril. “Libertad, rojo. Muerte, negro. Blanco, paz posible. Es una revolución mundial de los pueblos lo que se necesita para superar positivamente la crisis climática y no dejarla llegar de crisis a colapso global. Es una revolución de los pueblos unidos, de las civilizaciones que tienen que dialogar más que los estados mismos”, añadió, en un esfuerzo por conectar ese controversial símbolo con sus críticas a Donald Trump y su condena al genocidio en Gaza.
