Mientras se aceleran las discusiones para un alto el fuego en Ucrania —y, quizás, incluso para una paz duradera—, la Unión Europea ha reiterado de forma casi unánime su apoyo “inquebrantable” a Kiev en la cumbre celebrada este jueves en Bruselas. El objetivo es que el país invadido por Rusia llegue con la mayor fuerza posible a una mesa de negociaciones en la que también la UE reclama un sitio que hasta ahora se le ha negado. Pero en este consenso ha faltado Hungría. El primer ministro Viktor Orbán, como era previsible, se ha desmarcado del resto de jefes de Estado y de Gobierno. Al mismo tiempo, los Veintisiete, ahora ya sí en pleno, han pisado el acelerador para construir su propio “muro” de seguridad ante una Rusia de la que nadie acaba de fiarse, ni a corto ni a largo plazo.
