5 años desde la Pandemia: Reflexiones sobre el mundo que fuimos y el que somos

Por: Elizabeth Mena

EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Hace cinco años, la llegada del COVID-19 paralizó el mundo. Nos enfrentamos a nuestro mayor miedo: el desconocimiento y la muerte. Actuamos aterrorizados por lo que veíamos y por la información que recibíamos. Las fronteras se cerraron, los aviones dejaron de volar y el transporte se detuvo. Solo los servicios básicos y de seguridad permanecieron activos. Los hospitales se colapsaron y, en ese tiempo, muchos perdimos seres queridos.

Las familias se unieron y, paradójicamente, también se separaron. El comercio electrónico se catapultó y nos reinventamos para mantener los negocios a flote. La virtualidad se convirtió en la norma en las empresas, en las escuelas y hasta en la manera de reunirnos con nuestros seres queridos. Mientras tanto, la naturaleza resurgió, reclamando los espacios que había perdido. Como humanidad, volvimos a apreciarla y juramos aprender de la pandemia, ser mejores, proteger el medioambiente, ser más empáticos y cambiar nuestra manera de vivir.

También aprendimos a reconocer a los verdaderos héroes de la crisis: médicos, enfermeras, trabajadores de la salud y todos aquellos que, a pesar del riesgo, siguieron trabajando para garantizar que tuviéramos alimentos y servicios esenciales. Nos unimos en himnos y canciones, celebramos su valentía con homenajes y premios. Volvimos a la base de nuestra humanidad, sintiendo el dolor del prójimo como si fuera propio y entendiendo el verdadero significado de la solidaridad.

Poco a poco retomamos la normalidad, al inicio con miedo. La raza humana se sintió en peligro y el temor a la muerte se volvió omnipresente. Nos vacunamos, aunque otros decidieron no hacerlo. Surgieron debates sobre los derechos individuales frente a los derechos colectivos. Aún hoy seguimos discutiendo sobre la eficacia de las vacunas y si la pandemia fue un experimento social, político o comercial. El tiempo y la historia se encargarán de dar respuestas.

Lo cierto es que hemos retomado la vida y, con ella, nuestra esencia individualista. Olvidamos rápidamente lo bueno que trajo la pandemia: la unidad como especie, la solidaridad como sociedad. Volvimos con más fuerza, con unas ganas insaciables de salir, de vivir, de demostrar lo que tenemos. Nos preocupamos por la madre tierra, pero muchas veces por moda o por conveniencia en relaciones públicas.

Se nos olvidó lo frágiles que somos, que la vida puede cambiar en un instante. Hoy, cinco años después, vivimos como si nos mereciéramos todo, como si fuéramos invencibles. Pero la pandemia nos dejó una lección que no debería ser ignorada: la vida es efímera, y lo que realmente importa es cómo elegimos vivirla y compartirla con los demás.

Noticias Relacionadas

Compartir

Facebook
LinkedIn
Email
WhatsApp
Twitter

Nuestra programación

Scroll to Top
Open chat
Hola ¿Podemos ayudarte?