Hace ya treinta años que Richard Linklater concursó en Berlín con su tercer largo, Antes del amanecer, la primera entrega de una trilogía sentimental que marcó a toda generación de cinéfilos. “Uno nunca sabe”, apunta el tejano ante un grupo de periodistas horas antes del estreno mundial de su nuevo trabajo, Blue Moon. “Lo digo porque recuerdo que en la rueda de prensa nos preguntaron a Ethan [Hawke] y a mí si volveríamos a trabajar juntos, y ambos respondimos: ‘Espero que sí’. De verdad, nunca sabes, porque yo había estado antes en la Berlinale dentro de un ciclo de indies estadounidenses con mi primer largo, y al pase vinieron dos personas”. Tiempo después, le llegaría la gloria en la capital alemana con el Oso de Plata por Boyhood en 2014, tras su rodaje de 12 años. Hoy, Linklater y, obviamente, Hawke, no pueden moverse sin firmar autógrafos, hacerse fotos y recibir halagos como parte de los cineastas que han sabido salvaguardar el arte por encima de los intereses comerciales, algo que le preocupa mucho a sus 64 años a Linklater.