La situación en Haití cada vez se nos presenta más delicada. La violencia ha predominado en un país dominado por las bandas armadas y por la ausencia de una autoridad para poder controlarlo.
Con la prohibición de los vuelos aéreos de las aerolíneas estadounidenses queda prácticamente aislado del mundo exterior.
Y con la suspensión de las ayudas canalizadas por las Naciones Unidas, por las agresiones a tiros a sus aeronaves, es un agravamiento de la miseria y el hambre.
Bahamas ha pedido a sus fuerzas allí que se retiren si no se sienten seguros. Es decir, quienes han acudido para controlar la situación se sienten incapaces.
Y en ese contexto, las presiones nos exponen a una mayor presión migratoria.