‘Cien años de soledad’, la esperada serie basada en la obra maestra del nobel colombiano Gabriel García Márquez, se estrena este miércoles en la plataforma de Netflix como una superproducción que por primera vez en 57 años lleva a las pantallas del mundo el universo mágico de Macondo y la “belleza poética” del libro.
Cinco años y nueve meses transcurrieron desde el 6 de marzo de 2019, día en que Netflix anunció la adquisición de los derechos para producir para televisión la novela que García Márquez publicó en 1967 con Editorial Sudamericana (Buenos Aires) y que desde entonces ha vendido más de 50 millones de copias y se ha traducido a 46 idiomas en todo el mundo.
“Es una experiencia diferente y hay que tratar de apreciarla por lo que es, no comparando el libro constantemente; para mí son proyectos hermanitos que se complementan”, dijo a EFE Rodrigo García Barcha, que junto con su hermano Gonzalo es uno de los productores ejecutivos de esta adaptación.
El hijo del escritor reconoce que “el reto más grande inicialmente fue el de la decisión (de llevarla a la pantalla) porque durante mucho tiempo siempre se supo que Gabo estaba bastante renuente” a hacerlo por varias razones, entre ellas a “que se hiciera una película de dos o tres horas donde no cabía la novela entera” y “que por las necesidades de los presupuestos se hiciera con actores de Hollywood, en inglés”.
El mismo comienzo de la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”, es el de la adaptación que Netflix encargó a la productora colombiana Dynamo.
La saga de los Buendía
Dividida en dos partes de ocho capítulos cada una, la serie cuenta la historia de los primos José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, que se casan contra la voluntad de sus supersticiosos padres, lo que desencadena una tragedia que los lleva a irse de su pueblo acompañados de amigos y, meses después, perdidos entre la sierra y la ciénaga, acaban fundando Macondo.
“Fue dejar de lado el juicio que puede tener uno para darle todos estos matices a José Arcadio“, afirma Marco Antonio González, actor que encarna a un joven y soñador José Arcadio Buendía, quien acaba perdiendo la razón y atado a un castaño en el patio de su casa.
Su compañera Susana Morales considera que esta primera parte de la serie “ha sido una oportunidad maravillosa y un honor enorme el poder darle carne, hueso y movimiento a Úrsula”, una de las figuras femeninas más poderosas de la literatura latinoamericana.
La obra maestra de García Márquez narra la saga de siete generaciones de la familia Buendía “atormentadas por la locura, los amores imposibles, una guerra sangrienta y absurda, y el miedo a una terrible maldición que las condena, sin esperanza alguna, a cien años de soledad“, recuerda Netflix.
Producción a la altura del libro
Los primeros ocho episodios fueron dirigidos de manera alternada por la colombiana Laura Mora y el argentino Alex García López, al frente de un equipo de más de 100 actores y 200 personas en la producción.
En el elenco, mayoritariamente colombiano, destacan además Diego Vásquez (José Arcadio Buendía adulto), Marleyda Soto (Úrsula Iguarán adulta), Claudio Cataño (Aureliano Buendía), Viña Machado (Pilar Ternera), Jairo Camargo (Apolinar Moscote), Cristal Aparicio (Remedios Moscote), Loren Sofía Paz (Amaranta Buendía) y Akima (Rebeca), entre otros.
“Fue grato poder hacerla”, dice a EFE Viña Machado sobre su personaje de Pilar Ternera, la mujer que lee las cartas y que inicia en el sexo a los hijos de Úrsula y José Arcadio, y a quien define como “una mujer muy viva (…) una gran observadora de todo lo que pasa en Macondo, una mujer que al tener vivo su cuerpo tiene vivo su espíritu, su alma”.
Junto a ellos hay actores de otros países, como el español Moreno Borja, que interpreta al entrañable personaje de Melquiades; el italiano Ruggero Pasquarelli (Pietro Crespi), el peruano Salvador del Solar (Teniente Moncada) y la cubana Jacqueline Arenal (Leonor Moscote).
Con un vestuario “con profundo sentido narrativo”, escenarios deslumbrantes y un gran trabajo de fotografía, la serie fue grabada en su mayor parte en Alvarado, localidad del departamento del Tolima (centro de Colombia), y en otros pueblos de esa misma región, así como en La Guajira, Magdalena, Cesar y Cundinamarca.
“Creo que se ha hecho bajo las mejores condiciones, entonces estamos muy optimistas de que guste mucho”, es lo que espera Rodrigo García Barcha.