Los hoteles de Barcelona lograron sumar 19,73 millones de pernoctaciones el año pasado, frente a 17,93 millones de estancias que se computaron en Madrid. Barcelona también ganó en ADR y RevPar. Sin embargo, cuando se trata de adquirir y reposicionar hoteles, los fondos inversores prefieren apostar más por Madrid (donde no hay moratoria hotelera), tal como reflejan las cifras de los últimos cinco años.
La recuperación toma mayor impulso en Barcelona
Tal como podemos ver en la infografía, los hoteles de Barcelona sumaron 19,73 millones de pernoctaciones el año pasado, un 7,6% menos respecto a las cifras logradas en 2019, antes de la pandemia.
Por su parte, los hoteles de Madrid computaron 17,93 millones de estancias, un 14% menos respecto a las cifras de 2019, siempre según las cifras del INE.
Madrid tiene un problema con el mes de agosto
Otro dato que llama la atención es la notable caída de las pernoctaciones de hotel que se produce en Madrid durante el mes de agosto, algo que ya ocurría antes de la pandemia y volvió a reproducirse de manera casi calcada el año pasado, en plena recuperación de los viajes.
¿Podría ser debido a que los viajeros asocian el mes de agosto a elevadas temperaturas en Madrid y por ello disminuye la demanda hacia la ciudad? Sea por esa o por cualquier otra razón, lo cierto es que la caída de las noches de hotel tiene un reflejo en acentuados descensos del ADR y el RevPar en agosto, cosa que no ocurre en Barcelona.
¿Quizá Madrid tendrá que hacer valer -en sus acciones de promoción turística- su «calor seco» para atraer turistas en agosto?
Inversiones hoteleras: Madrid supera a Barcelona
En cualquier caso, la confianza de los fondos inversores en la hotelería de Madrid se acrecienta.
Según cifras de Colliers, entre 2018 y 2022 las inversiones hoteleras en la capital de España sumaron un total de 2.454 millones de euros.
En cambio, durante el mismo período las inversiones hoteleras en Barcelona fueron de 1.624 millones de euros.
Cabe recordar que en 2015 el Ayuntamiento de Barcelona implantó una moratoria turística que prohíbe la construcción de nuevos hoteles en el centro y también pone trabas al reposicionamiento de los alojamientos ya existentes (obligándoles a reducir plazas si llevan a cabo reformas integrales).
Por un lado, la moratoria en Barcelona ha favorecido a los hoteles ya establecidos en la ciudad, al elevar artificialmente el precio de los activos y frenar la llegada de nuevos competidores. Sin embargo, según reconocen cada vez más hoteleros barceloneses, lo que hoy les beneficia, mañana les perjudicará.
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