David Hidalgo habla sobre los grandes retos del periodismo
En una era en la que cualquiera se siente con el poder de decir, en la mayoría de los casos, lo que no sabe, atraer la atención hacia la verdad es un gran reto. Las redes sociales y el aumento de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) son el escenario perfecto para la desinformación.
En torno a este panorama, la Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) llevó a cabo la conferencia magistral:
“Desinformación y Democracia: ¿Cómo afecta la desinformación a la democracia y a los derechos humanos?”, a cargo del periodista peruano David Hidalgo, director de Ojo Público, quien resaltó que entre los grandes desafíos del periodismo actual está la desinformación masiva.
“Es un fenómeno abrumador que desborda cualquier capacidad de respuesta”, señala Hidalgo,mientras da a conocer el ecosistema estructurado que se basa en:
Operadores políticos, que promueven versiones interesadas para ganar poder.
Operadores mediáticos, que reproducen estos mensajes desde medios afines.
Cuadrillas digitales, grupos organizados que difunden contenido en redes sociales con apoyo de influencers y creadores de contenido.
Estos últimos se han convertido en actores centrales del escenario comunicativo. “Vivimos en la economía de los creadores de contenido”, afirma a Diario Libre.
Figuras con miles o millones de seguidores dominan la conversación pública, sin la obligación de verificar lo que comparten. Su incentivo es captar atención, aunque eso implique difundir información falsa, escandalosa o incluso mensajes de odio.
A esta dinámica se suma el impacto de la IA. Hidalgo advierte sobre su uso creciente para generar contenido fraudulento con fines políticos o comerciales. “Cualquiera con un conocimiento mínimo puede producir información falsa que parece real y que millones pueden consumir sin cuestionarla”.
Sin embargo, no todo uso de la IA es negativo. Él puso como ejemplo a Ojo Público, el periódico ha desarrollado una plataforma que utiliza inteligencia artificial para traducir contenido verificado a lenguas originarias del Perú, garantizando el derecho a la información de comunidades históricamente marginadas.
“Sí se puede usar de forma ética, con criterios de pertenencia cultural y respeto”, afirma David Hidalgo.
¿Ante esta realidad pueden competir los medios tradicionales?
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A la conferencia asistieron estudiantes y representantes de medios de comunicación. (SAMIL MATEO DOMINICI)
Frente al auge de los creadores de contenido, los medios tradicionales enfrentan una crisis múltiple: económica, tecnológica y de relevancia. “Los medios han perdido la versatilidad para adaptarse. No supieron ver que las redes sociales iban a arrebatarles la atención de la gente”, lamenta Hidalgo.
El modelo de negocios basado en publicidad y visitas masivas colapsó, mientras periodistas migran hacia proyectos personales o plataformas digitales donde se convierten en marcas individuales. Esta descentralización, aunque valiosa en algunos casos, ha dejado a los medios tradicionales rezagados, aferrados a dinámicas que ya no responden a los hábitos informativos de las audiencias.
Pese al panorama, Hidalgo no pierde la fe en el oficio: “Mientras haya periodistas que se atengan a los principios fundacionales, buscar la versión más aproximada a la realidad, con evidencia, habrá esperanza”.
Para él, el periodismo necesita volver a hacerse necesario. Y eso pasa por ofrecer algo que los influenciadores no pueden: rigor, contexto, análisis y responsabilidad con el bien público.
Además, advierte sobre la precarización del oficio. “La presión por la inmediatez hace más precarias las condiciones de trabajo, impide una labor profunda y termina afectando la calidad de lo que se publica”. La solución, según Hidalgo, no es dejar de hacer contenido rápido, sino equilibrarlo con periodismo elaborado, reflexivo y útil para la ciudadanía.
El gran aliado del contenido morboso
Pero esto no es todo, la cereza al pastel es el algoritmo, que tanto se dio a conocer en República Dominicana durante unas celebraciones electorales. Al periodismo también le afecta y muchísimo, porque este ecosistema privilegia el contenido morboso y escandaloso, haciéndolo viral y restándole visibilidad a la información veraz.
Es una importante batalla que los medios aún no logran librar, dice el destacado periodista. “Los algoritmos están diseñados para premiar el contenido de baja calidad. Competir en esas condiciones es muy difícil”.
Pero, ¿qué se puede hacer? La respuesta de Hidalgo parece fácil pero es complejo: “Evitar ser caja de resonancia de versiones sin sustento, de estrategias políticas que buscan asustar o confundir, es el mayor antídoto”.
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Operadores políticos, que promueven versiones interesadas para ganar poder.
Operadores mediáticos, que reproducen estos mensajes desde medios afines.
Cuadrillas digitales, grupos organizados que difunden contenido en redes sociales con apoyo de influencers y creadores de contenido.
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Figuras con miles o millones de seguidores dominan la conversación pública, sin la obligación de verificar lo que comparten. Su incentivo es captar atención, aunque eso implique difundir información falsa, escandalosa o incluso mensajes de odio.
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A la conferencia asistieron estudiantes y representantes de medios de comunicación. (SAMIL MATEO DOMINICI)
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Para él, el periodismo necesita volver a hacerse necesario. Y eso pasa por ofrecer algo que los influenciadores no pueden: rigor, contexto, análisis y responsabilidad con el bien público.
Además, advierte sobre la precarización del oficio. “La presión por la inmediatez hace más precarias las condiciones de trabajo, impide una labor profunda y termina afectando la calidad de lo que se publica”. La solución, según Hidalgo, no es dejar de hacer contenido rápido, sino equilibrarlo con periodismo elaborado, reflexivo y útil para la ciudadanía.
El gran aliado del contenido morboso
Pero esto no es todo, la cereza al pastel es el algoritmo, que tanto se dio a conocer en República Dominicana durante unas celebraciones electorales. Al periodismo también le afecta y muchísimo, porque este ecosistema privilegia el contenido morboso y escandaloso, haciéndolo viral y restándole visibilidad a la información veraz.
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Pero, ¿qué se puede hacer? La respuesta de Hidalgo parece fácil pero es complejo: “Evitar ser caja de resonancia de versiones sin sustento, de estrategias políticas que buscan asustar o confundir, es el mayor antídoto”.