El Día Mundial de la Bondad: un llamado a la empatía y la solidaridad
El 13 de noviembre quedó marcado para la celebración del Día Mundial de la Bondad por el World Kindness Movement, organismo creado en Japón en 1997 y promovido por el médico Wataru Mori. Un día pensado para dirigir una mirada amable hacia los semejantes.
La trayectoria como médico de Wataru Mori no ha supuesto para el mundo algo trascendental; sin embargo, su tesis, más cercana a un pensamiento filosófico, sí ha calado.
En 1997 consiguió internacionalizar su máxima: una actitud bondadosa general se puede convertir en el motor para arreglar el mundo.
Esta visión práctica, a la vez que emocional, llevó a la creación del World Kindness Movement, que reunió a países como Singapur, Australia, Canadá o Estados Unidos.
Un año después, en la primera conferencia del WKM, celebrada el 13 de noviembre, se instauró el Día D. Ha pasado el tiempo y más países se han ido uniendo a esta corriente. Reino Unido, México o Pakistán apuestan por ella, quizá porque cualquiera de ellos cuenta con referentes en quienes inspirarse.
Un repaso a algunas personalidades bondadosas lleva a pensar que, efectivamente, un mundo mejor es posible.
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“I have a dream”
Martin Luther King Jr. se inspiró en las enseñanzas de Mahatma Gandhi para impulsar un enorme movimiento a favor de los derechos civiles. Su lucha contra la segregación racial y la injusticia social, a partir de la no violencia, le valió el Nobel de la Paz en 1964.
Cuatro años después fue asesinado en Memphis por un segregacionista blanco, James Earl Ray, que fue condenado y se declaró culpable para evitar la pena de muerte.
“I have a dream” (tengo un sueño) fue el arranque del discurso de Martin Luther King en 1963, desde las escalinatas del Monumento a Lincoln, durante la Marcha en Washington a favor de los derechos civiles en Estados Unidos.
Cincuenta años después de aquel discurso, el mismo 28 de agosto pero de 2013, el entonces presidente norteamericano, Barack Obama, pronunció la misma frase en el mismo lugar para conmemorar aquel momento histórico, que supuso una gran esperanza y fue punta de lanza para alcanzar un mundo mejor para todos.
La resiliencia y bondad de Rowan Atkinson, que hizo nacer a Mr. Bean
El pequeño Rowan fue un niño tímido y bondadoso, de apariencia frágil y con tartamudez. Esto provocó que fuera el blanco de burlas de sus compañeros de colegio durante años. Pero con lo que no se contaba era con la voluntad inquebrantable de alguien apasionado por dos aspectos, a priori, tan distantes como la ciencia y la comedia.
La pasión científica le llevó a estudiar en la Universidad de Oxford, donde se licenció como ingeniero, y su vida universitaria lo acercó a la formación teatral, haciéndole descubrir un gran filón: la expresión corporal.
A partir de ahí se dio cuenta de que su limitación a la hora de expresarse verbalmente, por su tartamudez, podía solventarse con el lenguaje corporal, traspasando así barreras lingüísticas e incluso culturales.
Su amor por la comedia le llevó a explorar el humor sin palabras y a expresar, a través de su cuerpo, situaciones y emociones. Así nació Mr. Bean y, de un modo tan genuino, personal y universal, llegó a los corazones de millones de personas en todo el mundo.
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Rowan Atkinson es conocido por ser una persona sencilla, que vive tranquilo y se caracteriza por una actitud bondadosa hacia los demás. Un repaso a algunas personalidades bondadosas, como Atkinson, lleva a pensar que, efectivamente, un mundo mejor es posible. (EFE)
Rowan Atkinson es conocido por ser una persona sencilla, que vive tranquilo y se caracteriza por una actitud bondadosa hacia los demás.
Su historia se ha convertido en un ejemplo de superación y resiliencia. Es el ejemplo vivo de cómo obvió el rechazo que recibió de niño y se dedicó, con amor, a transformar unas supuestas debilidades en auténticas fortalezas.
El éxito del bondadoso Rowan Atkinson, aparte de sus reconocimientos internacionales, reside en su fuerza y determinación para conseguir sus sueños, lejos de la confrontación. Un ejemplo para el mundo.
Héctor Abad Gómez
El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince escribió, en 2005, uno de los libros que se ha convertido en fenómeno editorial y ha sido premiado, no solo en su país, sino en muchos otros lugares del mundo: “El olvido que seremos”.
En él narra, en primera persona, la vida de su padre, el médico Héctor Abad Gómez. Es una historia que recorre la figura de un hombre cuya bondad lo llevó a comprometerse con los derechos humanos y la defensa de la igualdad social en un país donde las circunstancias no le eran favorables.
Como profesional de la medicina, luchó por una política pública de salud, lo que incomodó a políticos y grupos de extrema derecha.
En 1987 fue asesinado en Medellín por sus denuncias contra grupos paramilitares que estaban cometiendo homicidios contra líderes sociales, activistas y políticos de izquierda, a los que consideraban insurgentes.
“El olvido que seremos” es un homenaje a este hombre bueno, pero también una carta a un padre y una mirada a la bondad: esa actitud discreta y activa que, en ocasiones, puede llegar a ser revolucionaria y cambiar el mundo.
El 13 de noviembre quedó marcado para la celebración del Día Mundial de la Bondad por el World Kindness Movement, organismo creado en Japón en 1997 y promovido por el médico Wataru Mori. Un día pensado para dirigir una mirada amable hacia los semejantes.
La trayectoria como médico de Wataru Mori no ha supuesto para el mundo algo trascendental; sin embargo, su tesis, más cercana a un pensamiento filosófico, sí ha calado.
En 1997 consiguió internacionalizar su máxima: una actitud bondadosageneral se puede convertir en el motor para arreglar el mundo.
Esta visión práctica, a la vez que emocional, llevó a la creación del World Kindness Movement, que reunió a países como Singapur, Australia, Canadá o Estados Unidos.
Un año después, en la primera conferencia del WKM, celebrada el 13 de noviembre, se instauró el Día D. Ha pasado el tiempo y más países se han ido uniendo a esta corriente. Reino Unido, México o Pakistán apuestan por ella, quizá porque cualquiera de ellos cuenta con referentes en quienes inspirarse.
Un repaso a algunas personalidades bondadosas lleva a pensar que, efectivamente, un mundo mejor es posible.
Martin Luther King Jr. se inspiró en las enseñanzas de Mahatma Gandhi para impulsar un enorme movimiento a favor de los derechos civiles. Su lucha contra la segregación racial y la injusticia social, a partir de la no violencia, le valió el Nobel de la Paz en 1964.
Cuatro años después fue asesinado en Memphis por un segregacionista blanco, James Earl Ray, que fue condenado y se declaró culpable para evitar la pena de muerte.
“I have a dream” (tengo un sueño) fue el arranque del discurso de Martin Luther King en 1963, desde las escalinatas del Monumento a Lincoln, durante la Marcha en Washington a favor de los derechos civiles en Estados Unidos.
Cincuenta años después de aquel discurso, el mismo 28 de agosto pero de 2013, el entonces presidente norteamericano, Barack Obama, pronunció la misma frase en el mismo lugar para conmemorar aquel momento histórico, que supuso una gran esperanza y fue punta de lanza para alcanzar un mundo mejor para todos.
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El pequeño Rowan fue un niño tímido y bondadoso, de apariencia frágil y con tartamudez. Esto provocó que fuera el blanco de burlas de sus compañeros de colegio durante años. Pero con lo que no se contaba era con la voluntad inquebrantable de alguien apasionado por dos aspectos, a priori, tan distantes como la ciencia y la comedia.
La pasión científica le llevó a estudiar en la Universidad de Oxford, donde se licenció como ingeniero, y su vida universitaria lo acercó a la formación teatral, haciéndole descubrir un gran filón: la expresión corporal.
A partir de ahí se dio cuenta de que su limitación a la hora de expresarse verbalmente, por su tartamudez, podía solventarse con el lenguaje corporal, traspasando así barreras lingüísticas e incluso culturales.
Su amor por la comedia le llevó a explorar el humor sin palabras y a expresar, a través de su cuerpo, situaciones y emociones. Así nació Mr. Bean y, de un modo tan genuino, personal y universal, llegó a los corazones de millones de personas en todo el mundo.
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En 1987 fue asesinado en Medellín por sus denuncias contra grupos paramilitares que estaban cometiendo homicidios contra líderes sociales, activistas y políticos de izquierda, a los que consideraban insurgentes.
“El olvido que seremos” es un homenaje a este hombre bueno, pero también una carta a un padre y una mirada a la bondad: esa actitud discreta y activa que, en ocasiones, puede llegar a ser revolucionaria y cambiar el mundo.