Antes de zarpar, barcos con tres tripulantes y no el tope de seis, no hay viento y hay que volar sin peso, habla Diego Botín, el conductor de barco español: “Somos un equipo remontador. Vamos siempre de atrás adelante. Lo más flojo nuestro son las salidas, pero ya alrededor del campo nos desarrollamos bien”. No había pasado ni un minuto cuando la carrera le dejó en falso. Como si al volante estuviera un Max Verstappen, su F50 salió lanzado, el primero, en progresión, y en un santiamén abrió hueco con el resto de la flota, 11 barcos tan manejables como camas de hospital en pasillos estrechos. Fue el inicio de un gran mediodía de regatas en Nueva York. La primera jornada, tres carreras, terminó con España primera, con 25 puntos (una victoria, un cuarto y un tercer puesto), por 20 de Dinamarca y Francia.
