Cada año, más de 350 000 mujeres fallecen por cáncer de cuello uterino y a otras 660 000 se les diagnostica esta enfermedad. Estas pérdidas dejan huérfanos a sus hijos, empobrecen a sus familias y golpean duramente a las comunidades, privándolas de madres, esposas, hijas y hermanas. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los demás cánceres, casi todos estos casos y muertes pueden evitarse. Disponemos de vacunas potentes que previenen la infección por el virus del papiloma humano causante de este cáncer, además de medios diagnósticos para detectarlo precozmente y tratamientos para las afectadas. Con estas herramientas no solo es posible controlar esta enfermedad, sino que podríamos eliminar por primera vez un cáncer. Algunos países de ingresos altos ya están cerca de lograrlo, pues han conseguido reducir la incidencia a menos de cuatro casos por cada 100 000 mujeres.