El Inter Miami, con Leo Messi, Sergio Busquets, Luis Suárez, Jordi Alba y la dirección de Javier Mascherano, es el reducto de la nostalgia en un torneo que intenta conquistar el futuro con millones. Lo raro en el business americano es que el equipo no se llame ya de forma oficial el Inter de Leo Messi. Sería lo justo, también por influencia e inteligencia futbolística, como demostró contra el Oporto. La Pulga, andando, sigue siendo el más lúcido de la reunión de viejas glorias y más en un partido a un ritmo bajo como el de este jueves. Hace y deshace porque es Leo y porque conserva la chispa y el nervio competitivo, la gasolina que alimenta su genio innato.
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El Inter Miami, con Leo Messi, Sergio Busquets, Luis Suárez, Jordi Alba y la dirección de Javier Mascherano, es el reducto de la nostalgia en un torneo que intenta conquistar el futuro con millones. Lo raro en el business americano es que el equipo no se llame ya de forma oficial el Inter de Leo Messi. Sería lo justo, también por influencia e inteligencia futbolística, como demostró contra el Oporto. La Pulga, andando, sigue siendo el más lúcido de la reunión de viejas glorias y más en un partido a un ritmo bajo como el de este jueves. Hace y deshace porque es Leo y porque conserva la chispa y el nervio competitivo, la gasolina que alimenta su genio innato.