Patricia Grassals habla sobre la menstruación como brújula de negocios
El ciclo menstrual es un proceso natural que difícilmente alguien disfrute. Sin embargo, nada se logra con quejarse de este período que nos acompaña durante toda la etapa fértil de la vida (alrededor de 40 años).
En torno a esto, la analista de diseño humano, Patricia Grassals, ha encontrado la fórmula para proponerla como una herramienta poderosa, ancestral y natural para potenciar su desempeño empresarial.
Asegura que lejos de ser un obstáculo, el ciclo se convierte en una brújula interna que, bien comprendida, permite liderar negocios de manera más consciente, eficiente y sostenible.
“Las mujeres no estamos hechas para rendir igual todos los días, y eso no es una debilidad, es una fortaleza”, afirma una emprendedora que ha transformado su propia experiencia vital en una guía para otras mujeres.
Cada fase del ciclo: menstruación, fase folicular, ovulación y fase lútea, trae consigo distintas energías, habilidades y formas de expresión. Entender estas variaciones permite a las emprendedoras organizarse mejor, tomar decisiones más estratégicas y aumentar su productividad sin caer en el agotamiento.
“Es una herramienta de autoconocimiento que permite emprender desde un lugar más auténtico. Cuando entendemos nuestros ritmos internos, el emprendimiento deja de ser una lucha y se convierte en un proceso más fluido”, explica.
Escuchar el cuerpo para entrenar la mente
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Invita a aprender cómo influyen las hormonas en nuestro rendimiento diario. (FUENTE EXTERNA)
Más que entrenar el cuerpo, se trata de escucharlo. Cada señal, desde el cansancio hasta el entusiasmo, revela información valiosa sobre el momento presente. “Lo que entrenamos es la mente. Aprendemos cómo influyen las hormonas en nuestro rendimiento diario, y esa conciencia nos permite usar el cerebro a otro nivel”, asegura la mentora de negocios.
Este enfoque transforma la autopercepción: en lugar de juzgar la falta de energía como una falla, se reconoce como una invitación a la pausa y la reflexión. Así, la variación cíclica se convierte en ventaja estratégica.
El proceso se acompaña de técnicas concretas que permiten integrar el ciclo menstrual al mundo del emprendimiento. Algunas de las más utilizadas son:
Registro del ciclo: Llevar una bitácora para documentar sensaciones físicas, emociones, niveles de energía y claridad mental en cada fase.
Pausas de autoobservación: Tomarse momentos breves para reconectar con el cuerpo y el estado emocional.
Escucha activa del cuerpo: Atender las señales internas para ajustar el ritmo de trabajo.
Planificación cíclica: Organizar las tareas del emprendimiento en función de las fases del ciclo, asignando las más exigentes a los momentos de mayor energía y las introspectivas a los más reflexivos.
Uno de los mayores retos en este proceso es superar la mente negativa, sugiere Grassals. La clave, según esta emprendedora, es la conciencia. “Hay que preguntarse: ¿de dónde viene esta negatividad? Muchas veces es heredada, aprendida o simplemente una reacción automática”.
El cambio comienza al asumir la responsabilidad personal y dejar de esperar que el entorno cambie. Pero también requiere compasión: “Ser amables con nosotras mismas, darnos permiso para fallar y volver a intentar, transforma la negatividad en fuerza”, explica.
Una historia de vida que inspira
Patricia Grassals, quien durante gran parte de su vida se desarrolló como estilista, nos cuenta cómo pasó a ser mentora. “Desde mis primeros pasos en el diseño de modas ya pensaba de forma emprendedora. Abrí mi propio salón, desarrollé productos, fundé una academia. Todo eso me enseñó los retos reales del mundo empresarial”.
Fue en ese camino, atravesado por experiencias personales profundas, donde nació la vocación de acompañar a otras mujeres. “El emprendimiento no se debe hacer en soledad. Compartir herramientas, vivencias y estrategias lo convierte en un proceso más humano y poderoso”.
Esta mujer no solo habla desde la teoría. Superar el cáncer, cerrar un negocio propio y emigrar a Canadá son experiencias que marcaron su historia. “Cada una de esas etapas me transformó. Aprendí a valorar lo esencial, a reinventarme, y a confiar en que cada cierre trae nuevas oportunidades”.
Ese camino, aunque lleno de desafíos, le dio la fuerza para convertirse en la guía que hoy muchas mujeres encuentran en ella.
“Estudio mucho, sí, pero también he vivido mucho. Y eso me permite entender de verdad a las mujeres que acompaño, porque ya estuve en sus zapatos”, añadió la mentora.
El ciclo menstrual es un proceso natural que difícilmente alguien disfrute. Sin embargo, nada se logra con quejarse de este período que nos acompaña durante toda la etapa fértil de la vida (alrededor de 40 años).
En torno a esto, la analista de diseño humano,Patricia Grassals, ha encontrado la fórmula para proponerla como una herramienta poderosa, ancestral y natural para potenciar su desempeño empresarial.
Asegura que lejos de ser un obstáculo, el ciclo se convierte en una brújula interna que, bien comprendida, permite liderar negocios de manera más consciente, eficiente y sostenible.
“Las mujeres no estamos hechas para rendir igual todos los días, y eso no es una debilidad, es una fortaleza”, afirma una emprendedora que ha transformado su propia experiencia vital en una guía para otras mujeres.
Cada fase del ciclo: menstruación, fase folicular, ovulación y fase lútea, trae consigo distintas energías, habilidades y formas de expresión. Entender estas variaciones permite a las emprendedoras organizarse mejor, tomar decisiones más estratégicas y aumentar su productividad sin caer en el agotamiento.
“Es una herramienta de autoconocimiento que permite emprender desde un lugar más auténtico. Cuando entendemos nuestros ritmos internos, el emprendimiento deja de ser una lucha y se convierte en un proceso más fluido”, explica.
Invita a aprender cómo influyen las hormonas en nuestro rendimiento diario. (FUENTE EXTERNA)
Más que entrenar el cuerpo, se trata de escucharlo. Cada señal, desde el cansancio hasta el entusiasmo, revela información valiosa sobre el momento presente. “Lo que entrenamos es la mente. Aprendemos cómo influyen las hormonas en nuestro rendimiento diario, y esa conciencia nos permite usar el cerebro a otro nivel”, asegura la mentora de negocios.
Este enfoque transforma la autopercepción: en lugar de juzgar la falta de energía como una falla, se reconoce como una invitación a la pausa y la reflexión. Así, la variación cíclica se convierte en ventaja estratégica.
El proceso se acompaña de técnicas concretas que permiten integrar el ciclo menstrual al mundo del emprendimiento. Algunas de las más utilizadas son:
Registro del ciclo: Llevar una bitácora para documentar sensaciones físicas, emociones, niveles de energía y claridad mental en cada fase.
Pausas de autoobservación: Tomarse momentos breves para reconectar con el cuerpo y el estado emocional.
Escucha activa del cuerpo: Atender las señales internas para ajustar el ritmo de trabajo.
Planificación cíclica: Organizar las tareas del emprendimiento en función de las fases del ciclo, asignando las más exigentes a los momentos de mayor energía y las introspectivas a los más reflexivos.
Uno de los mayores retos en este proceso es superar la mente negativa, sugiere Grassals. La clave, según esta emprendedora, es la conciencia. “Hay que preguntarse: ¿de dónde viene esta negatividad? Muchas veces es heredada, aprendida o simplemente una reacción automática”.
El cambio comienza al asumir la responsabilidad personal y dejar de esperar que el entorno cambie. Pero también requiere compasión: “Ser amables con nosotras mismas, darnos permiso para fallar y volver a intentar, transforma la negatividad en fuerza”, explica.
Una historia de vida que inspira
Patricia Grassals, quien durante gran parte de su vida se desarrolló como estilista, nos cuenta cómo pasó a ser mentora. “Desde mis primeros pasos en el diseño de modas ya pensaba de forma emprendedora. Abrí mi propio salón, desarrollé productos, fundé una academia. Todo eso me enseñó los retos reales del mundo empresarial”.
Fue en ese camino, atravesado por experiencias personales profundas, donde nació la vocación de acompañar a otras mujeres. “El emprendimiento no se debe hacer en soledad. Compartir herramientas, vivencias y estrategias lo convierte en un proceso más humano y poderoso”.
Esta mujer no solo habla desde la teoría. Superar el cáncer, cerrar un negocio propio y emigrar a Canadá son experiencias que marcaron su historia. “Cada una de esas etapas me transformó. Aprendí a valorar lo esencial, a reinventarme, y a confiar en que cada cierre trae nuevas oportunidades”.
Ese camino, aunque lleno de desafíos, le dio la fuerza para convertirse en la guía que hoy muchas mujeres encuentran en ella.
“Estudio mucho, sí, pero también he vivido mucho. Y eso me permite entender de verdad a las mujeres que acompaño, porque ya estuve en sus zapatos”, añadió la mentora.