Sánchez se decanta por dos hombres de partido para Industria y Sanidad y elude más cambios en el Gobierno

La sorpresa es que no hubo sorpresa. O la hubo, pero a medias. Pedro Sánchez anunció ayer –como estaba previsto– la ‘minicrisis’ de Gobierno, como estaba prevista. El presidente se limitó a cambiar a las dos ministras candidatas, Reyes Maroto y Carolina Darias. Nombró, en su lugar, a Héctor Gómez y José Miñones, que no habían estado en ninguna quiniela, pero que cayeron con agrado en el PSOE: son dos hombres de partido que, además, servirán para marcar mensaje político en un año con dos citas electorales, en mayo y en diciembre.

Moncloa envió a primera hora de la mañana un mensaje anunciando la declaración institucional del presidente. Esta vez no hubo filtraciones. A las nueve de la mañana, se abrieron las puertas del palacio presidencial y, en la escalinata, el jefe del Ejecutivo anunció su decisión. Después de loar el trabajo de las que hasta ahora han sido titulares de Industria y de Sanidad, lanzó los nombres elegidos. Ni rastro de Manuel de la Rocha, uno de sus asesores más cercanos, ni de Raquel Yotti. La tarea recaía en Gómez y Miñones.

En dicha comparecencia, Sánchez repasó los méritos que justificaban su decisión. “Los nuevos ministros conocen muy bien los ámbitos donde ahora desempeñarán sus tareas. Les avala la experiencia y sus cualidades”, señaló el presidente, que recordó que Gómez ya formó parte del Ministerio de Industria al dirigir Turespaña y que Miñones es “licenciado en Farmacia, doctor cum laude con premio extraordinario por la Universidad de Santiago de Compostela” y cuenta “con varias publicaciones realizadas como investigador en distintas universidades”.

Sin embargo, los nombramientos van mucho más allá. La quinta remodelación del Gobierno que acomete el presidente resultó también ser un mensaje a la interna para las filas socialistas, cohesionadas en torno al secretario general tras haber mantenido diferencias con la ley del ‘solo sí es sí’ o las polémicas de Podemos. “No me hagan dobles lecturas que no han tomado ni posesión”, pedía ayer Pilar Alegría, portavoz del PSOE. Pero las tiene.

En el caso de Gómez, supone un guiño para el PSOE canario, tocado tras destaparse el ‘caso Mediador’. Quedarse sin representación territorial en el Gobierno central hubiera supuesto un mazazo y se hubiera interpretado como un castigo. Sin embargo, mantienen el puesto -aunque cambiando la cartera-. Además, otros dirigentes socialistas creen que ‘rehabilitar’ al nuevo ministro -que fue elegido portavoz del PSOE en el Congreso y duró menos de 10 meses- tiene buena lectura dentro de sus filas. “Le suma humanidad al presidente”, añaden.

Miñones, por su parte, es un ‘sanchista’ pata negra: apoyó al presidente cuando el Comité Federal le derrocó, allá por 2016. Sánchez se lo agradeció nombrándole delegado del Gobierno en Galicia hace dos años. Y, ahora, le aúpa a ministro, una carrera que puede no quedar ahí. Su nombramiento se interpreta como un posible futurible para hacerse con el control del PSOE gallego, que vive una lucha fratricida entre el actual secretario general, Valentín González Formoso, y su antecesor, Gonzalo Caballero. Además, el año que viene se celebrarán las autonómicas de la región, que pondrán a prueba por primera vez a Alfonso Rueda, que sucedió en la Xunta a Alberto Núñez Feijóo, ahora presidente del PP. “A él [Sánchez] le gusta probar opciones para luego poder decidir”, resalta una fuente cercana al presidente.

Los guiños a Unidas Podemos

Los mensajes del presidente también afectan a Unidas Podemos. Sánchez ya había anunciado que no tocaría a ninguno de los ministros de su socio de coalición, pese a los choques vividos con algunos de ellos últimamente. Hacerlo, además, hubiera supuesto la ruptura del pacto. Pero no se quedó ahí, sino que una vez más y como ya hiciera en la moción de censura, volvió a reivindicar la vigencia del Gobierno bipartito.

Después de repasar los objetivos -“transformar la industria, seguir fortaleciendo los servicios públicos, desplegando la transición ecológica y avanzando en la igualdad real”-, dijo que los llevaría a cabo “con las herramientas políticas de la coalición progresista“.

“Ha sido capaz de sacar adelante 200 leyes en el Parlamento, tres Presupuestos Generales del Estado y también poner en marcha el Plan de Respuesta a la Guerra, dotado con 45.000 millones de euros, y el Plan de Recuperación con 140.000 millones de euros”, reivindicó el jefe del Ejecutivo. Para ello volvió a pedir “una década”. De momento, con los morados tendrá hasta final de año. Si las elecciones municipales y autonómicas no cambian el escenario.

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