Cualquier tiempo pasado fue mejor, o no, en función de cómo le haya ido a cada uno en la vida. El panameño Rubén Blades cantaba en Pedro Navajas que “la vida te da sorpresas y sorpresas te da la vida”. Y así es, ay Dios. A unos les irá mejor o peor que a otros según como cada cual interprete la dicha. La felicidad y el sosiego no necesariamente te lo da el poder, que es menos placentero que la buena salud.
Los que posan en la fotografía adjunta se muestran contentos. Diría, incluso, que amorosos, de la armonía que reinaba. Fue hecha hace 18 años y hoy, pese a ser un poco añeja, adquiere una palpitante actualidad. Hace un mes habría sido aún más impactante por el tenso debate generado por la reforma fiscal. La vida es un gran cajón de sorpresas. Y lo que te rondaré, morena.
Casi dos décadas tiene el retrato. Abinader era entonces un sencillo político que provenía del sector turístico. El abogado Enrique de Marchena lo invitó a su toma de posesión como presidente de la CHTA, en Washington. En una esquinita, aparece Luis, sonriente y modoso, como pidiendo disculpas por estar ahí. Y a su lado, una mujer que nació para ser líder: Haydée Kuret. Y al lado de ésta, Simón Suárez, que ejercía de jefe de Desarrollo de Hilton para el Caribe. Y junto a él, abogados y conocidos periodistas de RD.
Tiempos en los que ninguno de los fotografiados podían imaginar que Abinader (salvo el propio Luis, o no) acabaría ostentando la presidencia del país. Y muchísimo menos que por la política, aun siendo maldita, acabarían discrepando públicamente entre ellos. Desacuerdos ya superados pero que han sido agrios y que siguen latiendo.
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