Una novela de fantasmas para un mundo cada vez más espectral

Las novelas, explica Andrés Barba (Madrid, 1975), pueden nacer del hilo suelto de un personaje, del destello de una historia o, porqué no, también de un «atragantamiento». De una imagen que se queda atascada en algún rincón de la cabeza y no hay manera de hacerla avanzar, no digamos ya de sacarla de ahí. Una imagen como la que llevaba consigo el autor de ‘República luminosa’, novela con la que ganó en el premio Herralde de Novela de 2017, desde hace casi una década. «No sabía qué hacer con ella», reconoce. Tuvo que venir una crisis sanitaria, una pandemia y una concatenación de mudanzas transoceánicas para que aquella idea recurrente, esa imagen de una mujer que entra en su casa y se ve a sí misma repitiendo una misma acción en bucle, se convirtiese en ‘El último día de la vida anterior’ (Anagrama), una novela de fantasmas. O, como anuncia Mariana Enríquez desde la faja, «una novela fantasmagórica sin fantasmas». «Todos mis libros son muy fáciles de destripar», bromea Barba. «Los fantasmas aparecen, pero de una forma distinta a la habitual», añade. La trama, sin embargo, mantiene el enigma. Sólo apuntar que en la novela todo echa a rodar cuando la empleada de una inmobiliaria prepara una casa para la siguiente visita y en la cocina se encuentra de pronto a un crío de siete años que no pestañea. «El fantasma nos pone en compromiso porque no sabemos qué nos va a pedir», reflexiona Barba, para quien vivimos en un mundo «cada vez más espectral». «Estamos rodeados de espectros. Las redes sociales han potenciado esa sensación de que la gente se desdobla en proyecciones fantasmáticas», explica. Retorno al género Con cita de Lewis Carroll en el arranque y guiños a Henry James, Charles Dickens y Shirley Jackson, ‘El último día de la vida anterior’ viene a confirmar lo que Barba califica de retorno al género ante el agotamiento de la autoficción y la novela documental. «La ficción absoluta puede conectar de forma más salvaje con la realidad. La intimidad se ha simplificado y ha dejado de ser interesante», explica. También el autor de ‘La hermana de Katia’ ha acabado un tanto agotado del imperio del yo y no prevé otra cosa que seguir investigando en la literatura de género. «Me resulta casi imposible imaginar volver a escribir una novela realista», asegura. Devoto de Ray Bradbury y enamorado de Stanislaw Lem -«creo que ‘Solaris’ es la novela fantástica que más veces he releído», reconoce-, Andrés Barba defiende que una novela de fantasmas ha de asustar, agitar y entretener. Un combo ganador al que ayudan la repetición y las fórmulas magistrales. «La alta literatura a veces es un gran coñazo porque el autor se intenta recrear, mientras que en la literatura de género no se puede porque es simple y tiene una estructura sencilla», señala.

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