¡Y por fin las mujeres pudieron torear!

Desde la Guerra Civil, las mujeres tenían prohibido torear a pie en las plazas españolas. Sí podían actuar en los ruedos como rejoneadoras, pero no en la lidia a pie. Y hace ahora cincuenta años que se dio el primer paso para revertir la situación con una sentencia del entonces vigente Tribunal Central de Amparo que ordenó a la Agrupación Sindical Nacional de Matadores de Toros y Novillos a entregar el carnet profesional a Ángela Hernández. Ángela Hernández, conocida en los carteles como Ángela, llevaba años actuando como rejoneadora en cosos españoles y como novillera a pie en plazas americanas. Su anhelo era poder torear así en España y emprendió la lucha por reivindicar un derecho prohibido a las mujeres. Una batalla de prohibiciones y autorizaciones , que en el siglo XX comenzó con la denegación en 1908, sobre la que muchas veces se hizo la vista gorda, la autorización de la República y la ya referida prohibición franquista. La torera emprendió su batalla ante el Sindicato Nacional del Espectáculo, que denegó la expedición del obligatorio carnet profesional, y puso el asunto en manos de su abogado, José Briones, que encontró un resquicio legal. Contó Briones a los medios que existían dos prohibiciones para la mujer. Por un lado el Reglamento de Trabajo para el Espectáculo Taurino, de 1943, y otra anterior, en el Reglamento Taurino de 1930, que se mantuvo en el texto de la nueva norma de 1962. El defensor de Ángela puso sobre la mesa la Ley de Igualdad de Derechos Políticos, Laborales y Profesionales de la Mujer, desarrollada en un decreto de 1970, «que estableció la igualdad de derechos de la mujer en el terreno laboral con unas excepciones limitadas en las que no figura el toreo a pie». Esa fue su estrategia, avalada por el Código Civil, que consignaba que las leyes se derogan por otras posteriores, y así se recurrió la negativa a conceder el carnet profesional a Ángela, que finalmente el Tribunal sindical de Amparo ordenó conceder. Pero aquello solo fue una primera victoria, pues el camino para que la mujer pudiera torear a pie todavía no estaba despejado. Briones lo advirtió tras la primera satisfacción, «porque una cosa son las leyes y otra la aplicación de las mismas». «Pudiera ocurrir que la autoridad gubernativa o laboral entendieran que las prohibiciones subsisten», y anunció que recurrirían por todos los medios legales tales decisiones. El camino siguió siendo de espinas, pues, de hecho, Ángela siguió sin poder torear, si bien la batalla legal se mantuvo. Hasta el 12 de agosto de 1974, cuando el Boletín Oficial del Estado publicó una orden del Ministerio de Gobernación que suprimía el artículo del Reglamento Taurino que prohibía torear a las mujeres. A partir de aquel día, las mujeres volvieron a poder torear a pie. Ángela, que llegó a tomar la alternativa en 1979 en México, encabezó una etapa en la que enseguida surgieron otras con mejor o peor suerte en las plazas. Mary Fortes, Alicia Tomás, La Algabeña… actuaron en muchas novilladas, después destacó Maribel Atiénzar, hasta llegar a Cristina Sánchez , la que alcanzó mayores cotas de popularidad y triunfos, Mari Paz Vega y Conchi Ríos, como diestros de alternativa.

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