Si tienes una semana para recorrer el norte de España y te apetece vivirlo a fondo, sin prisas pero sin perderte nada, Santander puede ser tu punto de partida. Esta ciudad no solo brilla por su belleza costera, su elegancia señorial o sus playas urbanas como El Sardinero; también tiene una ubicación estratégica que te permite visitar otras ciudades y pueblos del norte en escapadas de un solo día. Da igual si te tira más el arte, la naturaleza o lo tuyo es improvisar: vas a tenerlo todo a tiro de piedra y solo vas a tener que preocuparte por disfrutar. Tampoco hay que olvidar que el tamaño de Santander resulta ideal: ni demasiado grande para agobiar, ni demasiado pequeño como para aburrir. Lo justo para que te sientas en casa y te lances de una vez por todas a explorar.
¿Cómo llegar a Santander?
Llegar a Santander es facilísimo, tanto si vienes del resto de España como si lo haces desde fuera. Una de las mejores opciones es la de ir a Santander Cantabria en coche desde otras ciudades y aprovechar que esté tan bien conectada por autovía. Incluso si no cuentas con coche propio, puedes optar por usar un servicio como el carsharing de guppy, ideal para alquilar coches pagando solo por trayecto. Contratar el servicio es de lo más sencillo y puedes hacerlo a través de una app: localizas un coche disponible, lo desbloqueas con el móvil, conduces el tiempo que necesites y lo aparcas en cualquiera de las zonas habilitadas. Es una alternativa económica, flexible y sostenible para moverse por la ciudad o incluso hacer escapadas cortas sin depender de un alquiler de coche tradicional.
Si no te gusta mucho conducir y lo tuyo es el tren, RENFE tiene rutas cómodas y bien conectadas. Santander también tiene aeropuerto propio, el Seve Ballesteros, que conecta con ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, además de algunos destinos internacionales. Pero hablemos de Santander ciudad: ¿cómo llegar en coche desde el aeropuerto? Muy sencillo: puedes utilizar el transporte público, o alquilar un guppy desde el propio aeropuerto y, después de llegar a tu alojamiento y soltar tus pertenencias, dejarlo aparcado en cualquiera de los puntos habilitados en la ciudad.
Excursiones de un día desde Santander para conocer otras ciudades del norte
Uno de los grandes atractivos de establecer Santander como base durante tu viaje por el norte es la posibilidad de hacer escapadas de un solo día a otras ciudades con muchísimo que ofrecer. Te recomendamos que emplees para ello los cuatro primeros días de tu viaje. De esta manera y gracias a la buena red de carreteras y a las distancias razonables, puedes salir por la mañana, pasar el día explorando y volver a dormir sin complicaciones. Cada destino tiene su propia personalidad, su ritmo y sus rincones únicos, así que cada excursión se siente como un mini viaje dentro del gran viaje.
Bilbao
En apenas una hora y cuarto desde Santander puedes llegar a Bilbao, ciudad que ha sabido reinventarse sin perder su esencia. El icono más famoso es el Museo Guggenheim, tanto por sus exposiciones como por el edificio en sí, considerado puro arte. A pocos pasos tienes el paseo de Abandoibarra y la ría, ideal para caminar un rato y ver cómo la ciudad ha ido transformándose a lo largo del tiempo. El casco viejo, con sus Siete Calles, tiene ese punto auténtico y lleno de ambiente, perfecto para sentarse a tomar algo y ver la vida pasar. Y si lo tuyo es lo alternativo, el Mercado de la Ribera y la zona de Bilbao La Vieja tienen propuestas culturales y gastronómicas muy interesantes.
San Sebastián
Llegar desde Santander a San Sebastián lleva algo menos de dos horas en coche y la recompensa es enorme. Esta ciudad del País Vasco lo tiene todo para disfrutar de un día redondo: una bahía espectacular, playas urbanas como La Concha o Zurriola y un casco antiguo lleno de vida. Pasear por su parte vieja y pararte a probar pintxos es casi una obligación. Si te gusta la arquitectura, el Peine del Viento, obra de Chillida, te espera al final de la playa de Ondarreta con el mar rompiendo fuerte en el horizonte. Además, si te da tiempo, subir al Monte Igueldo te regalará unas vistas de postal.
Avilés
Desde Santander a Avilés se tarda aproximadamente dos horas en coche, un trayecto cómodo y muy llevadero por la autovía. Esta ciudad asturiana tiene una mezcla curiosa de tradición e innovación que no deja a nadie indiferente. El gran protagonista es el Centro Niemeyer, una construcción futurista que se ha convertido en símbolo cultural y punto de encuentro para conciertos, exposiciones y teatro. Pero también merece mucho la pena perderse por su casco histórico, lleno de soportales, calles estrechas y plazas con encanto. Si te apetece desconectar, el paseo junto a la ría tiene un ambiente muy relajante que engancha.
Gijón
Desde Santander a Gijón hay solo una hora y cuarenta y cinco minutos, así que es otra excursión muy cómoda que no te puedes perder. La ciudad de Gijón combina mar, historia y mucha vidilla. El barrio de Cimavilla, justo al lado del puerto deportivo, es uno de los rincones más auténticos con callejuelas empedradas y sidrerías donde siempre hay movimiento. También puedes pasear por el Muro de San Lorenzo, una avenida marítima amplia con vistas al Cantábrico, o visitar las termas romanas para descubrir el pasado romano de la ciudad. El Jardín Botánico Atlántico y la Universidad Laboral completan un día con una variedad de planes para todos los gustos.
Qué ver en Santander y alrededores: un paraíso natural, histórico y cultural
Los tres días restantes de tu viaje puedes dedicarlos a descubrir la ciudad y los pueblos de la provincia. Santander tiene un encanto elegante y sereno que es mejor descubrir paseando sin prisas. Su bahía, considerada una de las más bonitas del mundo, ofrece vistas espectaculares desde puntos como el Paseo de Pereda o los Jardines de Piquío. El Palacio de la Magdalena, en lo alto de una península con vistas al Cantábrico, es parada obligatoria: su arquitectura señorial y su entorno natural lo hacen el monumento perfecto para emprender una caminata con historia. Muy cerca, la playa del Sardinero invita a relajarse, y si te va más lo cultural, el Centro Botín mezcla arte contemporáneo y arquitectura de vanguardia con unas vistas preciosas al mar. Además, la gastronomía local —con rabas, quesadas y marisco fresco— convierte cada comida en una excusa para quedarse un rato más disfrutando de la ciudad.
Más allá de la capital, Cantabria es una caja de sorpresas. Comillas deslumbra con su aire señorial y joyas como El Capricho de Gaudí, mientras Santillana del Mar es capaz de transportarte siglos atrás con su empedrado y casonas medievales. Muy cerca, las Cuevas de Altamira conservan réplicas de arte rupestre prehistórico que te dejarán con la boca abierta. Si te apetece algo más natural, el Parque de Cabárceno, con animales en semilibertad, es una experiencia única. Y para los que buscan paisajes que cortan la respiración, los Picos de Europa y los valles pasiegos son pura montaña, verdes infinitos y rutas que mezclan naturaleza y tradición a partes iguales.
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