Pedro Sánchez no ha acometido una revolución en su Gobierno y las piezas clave siguen en sus puestos. Es el caso de José Manuel Albares, quien seguirá como ministro de Exteriores, UE y Cooperación, convirtiéndose así en uno de los pesos pesados para el presidente del Gobierno, especialmente después de una legislatura marcada por la inestabilidad internacional con la invasión rusa de Ucrania, los estragos de la pandemia, la situación en Afganistán o la guerra entre Israel y Hamás. El mundo ha cambiado y la voz de España en ese escenario seguirá siendo la de una de las personas de más confianza en la esfera para Sánchez.
Desde 2021 ocupa una cartera por la que antes pasaron, en la era Sánchez, Josep Borrell y Arancha González Laya. Albares siempre estuvo en las quinielas para el puesto, pero tardó en llegar a la cartera… y lo hizo abrazado precisamente por el presidente, que le tenía como su ojito derecho en los asuntos internacionales. Además, cuenta con una amplia red de contactos y muy buena prensa en Bruselas. Pero durante la última legislatura no se ha librado ni mucho menos de las polémicas, especialmente en lo relativo con las relaciones con Marruecos.
En esa ‘reconstrucción’ de los vínculos con el reino alauita, España aceptó su plan para el Sáhara, y lo hizo con una decisión unilateral que le valió el rechazo unánime del Congreso. Fue Albares el que tuvo que poner cara y voz (aunque no mucha) para explicar el giro. Fue el momento clave para su figura, y tras él empezaron a crecer los rumores de que no seguiría como ministro en cuanto se abriera la posibilidad de cambios, ya fuera por crisis de Gobierno o tras unas elecciones generales. Pero Albares aguanta.
Albares, con todo, ha sido embajador de España en Francia y Secretario General de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G20 y Seguridad Global en la Presidencia del Gobierno, actuando como sherpa del presidente del Ejecutivo tanto ante la Unión Europea como ante el G20. En términos generales, es diplomático de carrera. Ha estado destinado en Colombia, Francia y en la Representación Permanente de España ante la OCDE. En su destino en la OCDE fue elegido Vicepresidente del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD).
El hombre que seguirá como ministro de Exteriores es licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, especializado en temas jurídico-económicos con Diplomatura en Ciencias Empresariales, Diplomado en Defensa Nacional por el CESEDEN y Diplomado en Gestión Cultural en el Exterior por la Universidad Carlos III, en colaboración con la Escuela Diplomática. Fundó y coordinó el Círculo de Reflexión Internacional. Además, ha sido condecorado con varios títulos a nivel internacional.
Ahora el papel de Albares será aún más relevante si cabe, porque Sánchez tiene previsto insistir en reforzar su perfil internacional, en un escenario muy marcado por la amnistía y las dudas que esta genera en el marco de la UE, aunque parece que España va a esquivar ese problema. La invasión rusa de Ucrania sigue en marcha y el ministro tendrá que mantener el ánimo del país a la hora de ayudar a Kiev. Más espinoso será el hueco que ocupe España a la hora de defender la solución de dos Estados para Israel y Palestina, con la idea asimismo de organizar una conferencia de paz. En esto el PSOE contará también con la presión de Sumar, tal como anunció Yolanda Díaz en la sesión de investidura.
Albares se ha consolidado en la primera línea de los fieles de Pedro Sánchez junto a otros ministros como Félix Bolaños, María Jesús Montero o Pilar Alegría. El ministro de Exteriores tiene por delante unas elecciones europeas que en España serán fundamentales para entender los nuevos equilibrios políticos; Albares, por eso, tendría -parece ser- un papel fundamental en la campaña. La legislatura será exigente en el mundo… y el encargado de cómo se mueva España será un sherpa convertido en ministro.
