El choque de frente de dos vagones del Metro de Santo Domingo coloca al principal servicio de transporte público en una crisis de reputación que el Gobierno está compelido a mitigar por vía de una exhaustiva investigación para determinar las causas de ese accidente que causó heridas a nueve pasajeros.
Los primeros indicios apuntan a que el percance ferroviario, ocurrido en la mañana del sábado, pudo ser provocado por falla o negligencia humana, lo que obliga a recordar que la Oficina para el Reordenamiento del Transito (OPRET) desvinculó a muchos conductores y técnicos que exigieron mejores condiciones laborales.
En esa ocasión se denunció que personal despedido habría sido sustituido por gente sin experiencia ni entrenamiento en la conducción o control del sistema que opera las diferentes líneas del Metro, aunque tampoco se puede precisar si esas desvinculaciones habrían sido causas indirectas del accidente.
En los 14 años que lleva en operación el Metro de Santo Domingo nunca había ocurrido un choque de trenes, pero tampoco despidos masivos de personal calificado, por lo que no hay forma lógica de desvincular una cosa con la otra, a menos que el percance haya sido causado por situación imprevista.
Se ha dicho que el Metro dispone de un sistema de seguridad que de manera automática enciende luz roja para detener a un tren hasta que el otro se encarrile, lo que debió ocurrir con los dos equipos que chocaron entre las estaciones Mamá Tingó y Gregorio Urbano Gilbert.
Debería establecerse con absoluta claridad si uno de los conductores envueltos en el accidente anuló ese sistema de seguridad, que debe estar precedida a una notificación al puesto de mando o de control, previa verificación de la situación de emergencia.
En el ánimo público aflora la sospecha de que despidos de personal técnico del Metro de Santo Domingo estarían vinculadas con el choque de frente de dos vagones, un accidente que nunca había ocurrido en los 14 años de funcionamientos de ese sistema.
Sin adelantar ningún juicio sobre causa probable de ese suceso, resulta pertinente señalar que pudo convertirse en una tragedia mayor y que es obligación de las autoridades despejar la hipótesis de que fue causado por impericia, negligencia o inobservancia, o admitirlo
