Las grandes crisis de la humanidad han sido solucionadas en el marco de negociaciones ni siquiera las guerras mundiales fueron resueltas definitivamente con la violencia.
Previo a eso vemos que las disputas territoriales entre España y Francia por la posesión de esta isla, tuvo que resolverse a través del Tratado de Basilea. Las armas ni los tribunales internacionales sirvieron para nada.
El conflicto entre Israel y Palestina no ha podido resolverse, a pesar de que los israelíes han contado con todas las herramientas legales e incluso la fuerza militar.
En República Dominicana no estamos exentos de eso y la historia así lo demuestra, tal es el caso que en más de una coyuntura la gobernabilidad de la nación ha sido el resultado de acuerdos entre políticos y la sociedad civil.
Al parecer ahora el país requerirá de un nuevo acuerdo, aunque no interno, sino con árbitros internacionales para resolver el impasse sobre el río masacre.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer una resolución que autoriza el despliegue de una fuerza internacional en Haití durante un año para ayudar a frenar la creciente violencia de las pandillas y restaurar la seguridad, a fin de que la nación caribeña pueda realizar unas elecciones presidenciales largamente postergadas.
Y porque es bueno evitar confusiones, los dominicanos debemos estar claro que la misión de la ONU, que encabezará Kenia y que tiene como meta devolver el orden en Haití, enfrentando las bandas de asesinos que poco a poco se vienen apoderando de esa pobre nación, no tiene nada que ver con el caso del río.
Cuando una crisis en una sociedad o entidad en particular tiene un origen político, es mucho más fácil la solución, porque sólo hay que buscar una solución en esa línea, porque cualquier otro camino sólo llevaría a soluciones transitorias.
Ahora corresponde al país aportar lo que sea necesario para que la paz retorne a Haití y bajemos un poco la cantidad de inmigrantes de esa nación.
