Educación ambiental: sembrar un futuro mejor para el planeta

Durante su vida, las personas son bombardeadas con muchas cosas que deben aprender. Una de ellas, lo que nos lleva a la madurez como especie, es la convivencia pacífica con el resto del planeta. ¿Hay ventajas tangibles de recibir educación ambiental? Sí, muchas.

Distintas culturas nos muestran que preocuparse por la madre tierra no es un asunto nuevo, sin embargo, es más apremiante hoy en día. Los recursos de los que dependemos no están igualmente distribuidos en el planeta, hay mayores riesgos ambientales que afectan nuestra salud y lo que llamamos calidad de vida tiene significados diferentes según nuestras creencias.

La Naciones Unidas han creado un plan de trabajo que promueve el desarrollo humano y la salud planetaria. Este plan, conocido como Objetivos de Desarrollo Sostenible, con sus 17 objetivos, tiene cientos de metas enmarcadas en distintas áreas. Al socializar este plan buscamos el logro de las metas conjuntas. Aplicarlo en la investigación científica y buscar nuevas soluciones a nuestros problemas nos ayudará a tomar mejores decisiones para proteger el planeta, a las personas y nuestra economía.

Todos estamos experimentando los efectos del cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando. Como resultado, la Tierra ahora está 1,1 °C más caliente que a fines del siglo XIX. La última década (2011-2020) fue la más cálida registrada. Nuestra isla, la Hispaniola, se encuentra en uno de los 10 países más impactados. Las inundaciones, sequías, el efecto de las plagas invasivas y las enfermedades movilizan personas, afectando su economía, su salud y los recursos del planeta.

Entender para actuar

Cuando aprendemos cómo se rigen los ciclos naturales podemos entender la evidencia. Al ser capaces de conectar la información y mantenernos al día con los cambios en las interpretaciones de los fenómenos, seremos más flexibles y adaptables. Esto, a largo plazo, puede contribuir a crear políticas de desarrollo que promuevan la protección de las personas y reducir la vulnerabilidad, como por ejemplo las prácticas de ordenamiento territorial.

Un segundo beneficio de estar informados es encontrar propósito y participar activamente en la solución de estas problemáticas. Las personas aprenden más cuando trabajan junto a otras. El activismo y la participación permiten conectar con la naturaleza. Además, aprender en la naturaleza, entrenar las capacidades para el reconocimiento y explicación de fenómenos es muy divertido. La mayoría busca lugares tranquilos y hermosos donde conectar y recargarse. Si todos disfrutáramos de estas actividades más seguido, ¿cuánto de nuestros recursos usaríamos para poder disfrutar de lugares ambientalmente sanos? ¿Podrían los negocios cambiar el paisaje solo para beneficio propio si la comunidad los usa y promueve como un recurso valioso?

Un tercer beneficio es ser un mejor ser humano. Al dominicano le gusta el río y la playa, ¿cómo beneficiaría a cada persona tener una cultura ambiental en el hogar? ¿Retiraría sus residuos al terminar el viaje? ¿Se cuestionaría sobre cómo no afectar de forma negativa el ambiente donde visita? Actitudes ambientalmente amigables facilitan la convivencia, promueven la paz y crean sociedades más felices y seguras.

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La autora es coordinadora de Biología y Ambiente en Unibe. Desde su fundación, esta casa de altos estudios ha estado comprometida con la educación ambiental. Sus programas de enseñanza permiten a los estudiantes conocer la situación ambiental local, regional y global, comprender las interacciones que ocurren en la naturaleza y desarrollar buenos hábitos que les permitan seguir adaptándose a los cambios, incorporando los avances científicos.

 

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