El drama de los enfermos mentales en Baní, solo las cárceles tienen unos 31 recluidos

Al menos 31 internos con trastornos psiquiátricos se encuentran recluidos en las cárceles de Baní, según certifica el equipo médico que atiende las demandas de salud en estos recintos penales.

En la cárcel de la Fortaleza Máximo Gómez, conocida como la cárcel Baní-hombres, donde tiene su asiento la Dirección de la Regional Sur Central de la Policía Nacional, hay hasta la fecha 23 internos que presentan condiciones psiquiátricas de cuidado, según ha revelado a Listín Diario el equipo médico que asiste en materia de salud a los reclusos de las dos cárceles de Baní.

El penal Baní-hombres fue concebido originalmente, hace ya varias décadas, como una cárcel preventiva con capacidad para 150 internos, pero hoy alberga a más de 1,300 reclusos, casi en condiciones de hacinamiento.

Los privados de libertad con condiciones psiquiátricas de atención en este recinto carcelario oscilan entre las edades de 25 a 40 años y la mayoría cumplen sentencias definitivas de entre 3, 5, 10 y 20 años, mientras los menos, son presos preventivos a la espera de la culminación de sus procesos legales.

En la cárcel Baní-mujeres, que funciona en el Palacio de Justicia de este municipio cabecera de la provincia Peravia, con una población de casi 60 reclusas, hay 8 internas que padecen condiciones psiquiátricas, entre las que se revelan trastornos de ansiedad, depresivas y de bipolaridad, expresa el doctor César Díaz.

En la cárcel hombres, según explica el psiquiatra Díaz, las patologías van desde casos psicopáticos, esquizofrenia, ansiedad, cuadros de diagnósticos orgánicos (lesiones previas antes de entrar en la institución), “contusiones que dañan el cerebro”, revela.

La mayor causa de estas dificultades psiquiátricas en estos internos está en el “alto consumo de sustancias controladas (drogas), que evidencian estos enfermos, afirma Confesora Florentino, psicóloga que forma parte del equipo de salud de esta cárcel.

De todos estos trastornos mentales que afectan a estos internos, los más complicados y delicados, revela el doctor Díaz, son los pacientes con retraso mental, “aquellos que no pudieron tener el desarrollo intelectual que les permita convivir con los demás internos”.

Cita el caso de los mismos esquizofrénicos que hacen episodios explosivos difíciles de manejar por quienes conviven con ellos, situación que se genera con bastante frecuencia, afirma.

Efectos

Para el psiquiatra César Díaz, las consecuencias de estos trastornos se expresan en violencia doméstica, violencia intrafamiliar, entre otros eventos impulsivos, por lo que a estos pacientes le ponen una querella, consiguen una orden de arresto “y los meten para la cárcel”.

A pesar de esta situación en las cárceles de Baní, a la que se suman los casos de los enfermos mentales que deambulan por las calles de esta localidad sureña (los que llegan casi a una veintena), aquí no existe una Unidad de Intervención en Crisis (UIC) para pacientes psiquiátricos, explica con suma preocupación el doctor Walter López, jefe encargado del Equipo de Salud de la cárcel pública.

Deficiencias

A pesar del número de internos con estas condiciones de salud, el equipo de trabajo no cuenta con un espacio particular para atender los casos bajo un programa y un protocolo adecuado, pero se esfuerzan en crear las condiciones mínimas que les permita abordar el problema.

La falta de una UIC, asegura el doctor Díaz, provoca la automedicación en muchos pacientes afuera, incluso muchos se van a la marihuana buscando rajarse, luego pasan a la cocaína y de ahí siguen con lo que sea.

Las cárceles en papel del psiquiátrico Padre Billini

El caso de la cárcel pública en Baní con los enfermos mentales devela un drama que se expresa prácticamente a nivel nacional y es que las cárceles públicas del país han tenido que asumir el papel del Hospital Psiquiátrico Padre Billini, luego que este fuera cerrado en julio 2018, después de 57 años de servicio, aseguran estos médicos.

En esta ciudad no hay un lugar adecuado a donde llevar estos pacientes, “en la ciudad de Baní, en ninguno de los centros hospitalarios disponemos aún de una Unidad de Intervención en Crisis”, afirman.

Ahora mismo el país, explica el doctor Cesar Díaz, solo hay tres lugares para atender estos pacientes; los hospitales durante el día: donde el psiquiatra los ve y los manda para su casa, las unidades de estadía corta, que son las UIC, en las que el psiquiatra ve el paciente por 3 días o hasta por una semana, pero luego va para su casa también.

El drama del Padre Billini

Están las intervenciones de larga estadía, como un hospital psiquiátrico, El Padre Billini, por ejemplo, cita, que era el único que atendía estos pacientes, pero ya no existe, fue cerrado hace unos 5 años, exclama con pesar.

Según este equipo médico, el Padre Billini sacó cerca de 2 mil pacientes y los mandó a sus casas o a la calle, ahora este problema está rodando por ahí.

“Muchos de los enfermos mentales que ruedan en nuestras calles, y que están internos en nuestras cárceles fueron pacientes del padre Billini”, afirman.

Familiares los prefieren presos

La otra tragedia que se vive ahora es que luego del cierre del Padre Billini, familiares de pacientes psiquiátricos prefieren tenerlos en la cárcel que en la casa porque no tienen los medios para atenderlos en el hogar; medicamentos, atención profesional costosa, los riesgos, alimentación y la falta de control entre otros elementos.

“Los familiares prefieren tenerlos en la cárcel, porque entienden que allí representan para ellos menos peligro que en la cárcel”, afirma la psicóloga Florentino.

Casos

“Nosotros tenemos casos de padres que le ponen querella a sus familiares para tenerlos aquí, porque le tienen miedo en sus hogares y sienten que en la cárcel están más seguros y sus pacientes reciben las atenciones profesionales que necesitan”, relatan exaltados; el doctor López y la psicóloga Florentino.

Enfermos mentales en Baní

 Muchos de los enfermos mentales que deambulan por las calles de Baní han estado en la cárcel, y se les entregaron a los familiares luego de que fueron controlados bajo el acuerdo de que debían darle seguimiento y sus medicamentos y que los iban a mantener recluidos en sus hogares, pero no cumplen, no lo hacen, “los sueltan en banda, los lanzan para la calle”.

La situación en el Sur dominicano

En el sur dominicano la situación de estos enfermos es sumamente penosa, pues de 10 provincias que tiene esta demarcación geográfica, apenas 3 cuentan con UIC; San Cristóbal, Barahona y San Juan. La de Azua está en proceso, según se ha informado.

Los pacientes psiquiátricos en crisis, de unas 8 provincias del sur, deben ser trasladados regularmente a San Cristóbal, que es la que cuenta con uno de los equipos más completos de trabajo, según apunta este equipo de profesionales.

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