España aplasta a Irán y encuentra su mejor cara antes del desafío

PESTAÑA iran-espana-grupoa-balonmano-mundial2023 Crónica 4 A una España que ha conseguido cuatro medallas en los últimos cuatro campeonatos internacionales (oro europeo en 2020, bronce olímpico en Tokio 2020, bronce mundial en 2021 y plata europea en 2022), alcanzar la segunda ronda del Mundial de Polonia y Suecia es casi una exigencia. La que se impone Jordi Ribera y el vestuario, aunque solo ellos saben la dificultad que tiene cada año un torneo con 32 selecciones que suben y suben y suben. Pero ya están en esa segunda fase y comienza otro camino, uno más espinoso porque hay pinchos como Francia, Eslovenia y Polonia, pero también más ilusionante porque se perfila otro podio en el horizonte. Por palmarés y porque los jugadores no quieren otra cosa. Así juega España, con ambición. Y así jugó ayer, contra la incómoda Irán y el gigantón Siavoshishahenayati en la portería –que llegaba como el tercer mejor portero del torneo, se marchó con 35 tantos–. Como dijo Gedeón Guardiola a este periódico, se había preparado el partido con la misma intensidad con la que se impondrá para enfrentarse a Polonia en la siguiente jornada. Porque a priori podía ser Irán de menor entidad que la selección nacional, pero quería Ribera que se reflejara en la pista. Ni un despiste. No lo hubo ni siquiera en esos inicios de partido que a veces le cuestan a España. Se tiró de calma inicial y de combinaciones. La defensa anticipó los ataques rivales y recuperó balones en cada jugada. Renta de cuatro goles (6-2) en los primeros ocho minutos. Y aun así: «Estamos muy bien, pero no bajamos ni un segundo, ¿eh», gritaba Maqueda en el primer tiempo muerto. Se entró bien y se continuó mejor, con una Irán descolocada ante el vendaval español, descentrada en los pases y que regaló despistes para ampliar la ventaja en cada jugada. A los veinte minutos, Ribera a la palestra, cambio de equipo para que los minutos al final de la clasificación sumen lo mismo. Se habla de equipo en España porque hay una suma de talentos individuales. Pérez de Vargas, implacable en portería; Guardiola, sobresaliente en defensa; Álex Dujshebaev, efectivo en lanzamientos; Cañellas, director de pases; resolutivo Maqueda; inalcanzable Kauldi Odriozola… Seriedad, alegría, poco desgaste, la suma perfecta. La mejor España del campeonato. Se daban casi por hecho los dos puntos ante Irán, pasar con el máximo (4), pero este choque, la manera, la sensación, también aumenta la motivación y la confianza. Hubo minutos muy buenos y minutos excelsos. Diez goles de ventaja (21-11) en el descanso que se impusieron con una filigrana entre Ferrán Solé y Joan Cañellas. Treinta primeros minutos perfectos que también añaden presión en los rivales, por mucho que se llamen Francia o Eslovenia. Incluso Polonia sufrió ante Arabia Saudí para clasificarse. Para evitar que Irán encontrara algún camino en la segunda parte: dos paradas consecutivas de Pérez de Vargas. Y más sangría al ataque con Dujshebaev, Cañellas, Figueras martilleando a Robat Sarpoushi después de haber derrotado a Siavoshishahenayati moralmente en la primera mitad. Y aun así: «Por lo que pueda pasar, apretamos ahora», espoleó Cañellas. Los goles ayudarán en el futuro y más aún las sensaciones. España se exige aun con 14 goles de diferencia, con robos y robos y robos para desesperar a los iraníes, desgañitado Veselin Vujovic en la banda. No hubo ni un momento de respiro por parte de los de Ribera, sonrisas al final porque ya está España en su mejor versión y en el sitio que quería: segunda fase, el desafío, la exigencia, el camino hacia las medallas.

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