Verano de 2007. Ella con un vestido rojo de alta costura y él con un esmoquin blanco. Alienación de planetas y salta la exclusiva en la prensa del corazón, que le iba a cambiar la vida a Carmen Lomana : «Javier Rigau, el empresario que protagonizó la boda más sonada con Gina Lollobrigida , ha encontrado de nuevo el amor en una atractiva millonaria viuda, llamada Carmen Lomana, años mayor que él y muy bien relacionada con la alta sociedad española«. Así rezaba a manera de epitafio, lo que sería el salto a la fama de la socialité marbellí, que por aquel entonces era una perfecta desconocida entre la fauna de anónimos con ganas de ser. Noticias Relacionadas Shakira en pie de guerra: construye un muro más alto para no ver a sus suegros Laura G. Calleja El truco de David Bisbal para pasear por la calle sin ser reconocido R. Fernández Este encuentro marco un antes y un después en la vida de la leonesa, que ese día acudía ataviada de sus colores favoritos, a la Gala de Concordia , que todos los años se celebraba en el Marbella Club , para recaudar fondos para los enfermos del Sida. Entre photocall y photocall se colaron instantáneas de la pareja. Los invitados famosos eran apuestas seguras, y el ex de la legendaria italiana Gina Lollobrigida, fue el colofón de la velada. Su presencia fue el centro de atención de las cámaras de los medios de comunicación y de las miradas de los más de 300 asistentes a la velada. Gina Lollobrigida estuvo casada con Javier Rigau GTRES Y como si del cuento de Cenicienta, la magia hizo de las suyas y provocó la foto más codiciada de la noche, la de la dama de rojo y el galán de esmoquin blanco. Algunas de las asistentes, a la Gala benéfica, significan a ABC que: «Nada fue casualidad. Que va. Lomana se iba haciendo hueco como podía para colarse en la foto. Ella siempre quiso ser famosa , y vio el cielo abierto cuando este ‘playboy’ de la tercera edad, le rio las gracias y allí se acopló«. Ese día se encontraban en la cena rostros populares asiduos a los saraos en Marbella, como Beatriz de Orleáns , Nina Junnot o Gunilla Von-Bismark. «Nadie se hizo foto con Rigau tonteando, solo, Carmen Lomana es la que se arrimó. Qué casualidad. Ella que siempre iba detrás de los periodistas para que la sacaran y nadie le hacía caso por aquel entonces. Este día vio el cielo abierto con este jovenzuelo«, precisa alguien que un día fue muy amiga de la ‘celebritie’, y ahora no tanto. Muchos conocidos de su entorno, piensan que sin »esa cena de Concordia, Lomana nunca hubiera sido una Starlite«.