Ramón Rodríguez
centrodeidiomaswashington@gmail.com
Hay que expresar sin ambages, que muchos clubes deportivos y culturales han dejado de cumplir su compromiso social y han perdido la credibilidad que ganaron con lágrimas, sudor y sangre en otros tiempos. Sin embargo, lo acontecido en el desayuno de Club Mauricio Báez, en el festejo de su 60 aniversario, nos devuelve la esperanza de que algunas de esas entidades desenfocadas, vuelvan a retomar su sendero de lucha en favor del país.
El polideportivo del Club Mauricio Báez estuvo repleto de grandes personalidades de la vida social, quienes mostraron un gran entusiasmo. Emblemáticas figuras del deporte, incluso aquejado de salud, como el líder del Club Los Mina, Tolben Jáquez, asistieron al gran festejo de los 60 años de Historia y Ejemplo de los mauricianos.
Si bien es cierto que el homenajeado Samuel Pereyra Rojas, recibió una merecida distinción, legitimada por el gran recibimiento de todos los presentes, debido a los aportes que ha realizado a través del Banco de Reservas, institución que dirige con una clara visión de que esa entidad debe estar al lado de la cultura, el arte y los deportes , el momento cumbre, que en lo personal, me devolvió la esperanza de que vale la pena seguir luchando, fue cuando el maestro de ceremonia, Ildelfonso Ureña, presentó al líder histórico del Club Mauricio Báez, Leo Corporán.
Todos los presentes se pusieron respetuosamente de pie y en un gesto memorable, lo ovacionaron por varios minutos en una prueba inequívoca de que los clubes deportivos y culturales todavía están de pie y comprometidos con los mejores intereses de la patria.
Esa ovación a Leo Corporán, fue una aprobación, un reconocimiento, un tributo, un gesto de gratitud a los 60 años del Mauricio Báez, por llevar encendida la antorcha de la educación, salud, deporte y cultura. Pero es, además, un mensaje directo de agradecimiento infinito que trasciende el más allá: Nelly Manuel Doñe, Julio-Yuyo. Pozo, Marianela, -Nelly- Pozo, Danilo Aquino, José Heredia Castillo, Corporancito y otros que ya no están con nosotros, pero que han dejado con tinta indeleble sus aportes a esta obra maestra que es el Club Mauricio Báez.
Ha sido una labor titánica de Leo Corporán, José-Boyón- Domínguez, presidente de la entidad, César Heredia Guerra, director ejecutivo de la Fundación Mauricio Báez, y cientos de personas que conforman esa gran maquinaria mauriciana de la cual yo formo parte.
Sentí un inmenso placer de compartir con la eterna mauriciana, Angelita Elmúdesi, distinguida dama que prestigia la sociedad dominicana.
60 años de historia y ejemplo. Una acertada dedicatoria a Samuel Pereyra. Una muestra de la fuerza institucional mauriciana y una clara expresión de amor de la sociedad dominicana a la entidad de Villa Juana.
