El despido de Sam Altman sume a la empresa de ChatGPT en el caos más absoluto

Cuando hace un año Sam Altman y OpenAI , la startup que dirigía, lanzaron ChatGPT , nadie se esperaba la enorme polvareda que la máquina conversacional movida por inteligencia artificial (IA), capaz de responder casi cualquier pregunta del usuario, iba a levantar. En apenas unos meses, la firma consiguió decenas de miles de millones de dólares de fondos de inversión de riesgo y puso a todas las grandes, y no tan grandes, tecnológicas a correr, y rápido. Todo para poder seguir una estela, que por momentos, llegó a parecer inalcanzable. Al menos, hasta el pasado 17 de noviembre, cuando la junta directiva de OpenAI decidió, de forma completamente inesperada hasta para empleados e inversores, prescindir del último treintañero bonito de Silicon Valley . Y con efecto inmediato. Después de un fin de semana de negociaciones a contrarreloj, en las que llegó a estar sobre la mesa una posible vuelta de Altman a su cargo, el exejecutivo llegó ayer a un acuerdo con Microsoft para pasar a dirigir un nuevo laboratorio de investigación. Ahí, Altman volverá a formar equipo con Greg Brockman , expresidente de OpenAI, que también fue despedido, y, posiblemente, con cerca de 500 trabajadores de la startup, que, de acuerdo con el medio especializado ‘Wired’, ayer mismo mandaron un comunicado amenazando a OpenAI con dejar sus puestos si no se aceptaba la vuelta de los ejecutivos despedidos. Aparentemente, Microsoft los espera con los brazos abierto. Noticias Relacionadas estandar No Más de la mitad de los empleados de OpenAI amenazan con renunciar e irse a Microsoft tras el despido de Sam Altman ABC estandar Si Sam Altman, la cara de la inteligencia artificial, destituido como CEO de OpenAI Javier Ansorena Hasta el momento, ni OpenAI ni Altman han compartido los motivos reales del desencuentro. En el comunicado en el que se oficializó el despido, la junta de la compañía afirmó que esta se produjo debido a una supuesta «falta de sinceridad» por parte del empresario: «La junta ya no confía en su capacidad para seguir liderando». Sin embargo, todo indica que la fractura con Altman ha venido motivada por la creciente mercantilización de OpenAI y el temor por parte de varios miembros de la junta de que el rápido desarrollo de sus soluciones basadas en IA terminen haciendo más mal que bien a la sociedad. «En el evento OpenAI Dev 2023, celebrado el 6 de noviembre, Altman mostró que su visión era seguir a toda velocidad dando herramientas a todos los emprendedores para crear grandes empresas», explica en conversación con ABC Joe Haslam , director ejecutivo del programa de Scaleup de propietarios del IE Business School, que tuvo ocasión de compartir mesa redonda con Altman durante su visita a Madrid el pasado mes de mayo. Según señala Haslam, el problema que ha provocado la ruptura del ejecutivo con OpenAI, firma que cofundó en 2015, viene de que «la definición de Sam de ‘salvar a la humanidad’ no es la misma que la de OpenAI»: «Altman cree que las soluciones a la atención sanitaria, la educación o la desigualdad provienen de poner a disposición de los empresarios herramientas potentes y económicas». Sin embargo, la junta directiva de la startup «tiene un enfoque más centralizado, socialista y cauteloso». Y esto es precisamente lo que, actualmente, están apuntando varios medios estadounidenses como principal motivación de la ruptura. De acuerdo con ‘ The New York Times ‘, Ilya Sutskever , también cofundador de OpenAI, así como otros miembros de la junta directiva, estaba cada vez más preocupado por la deriva de la marca y por la perdida de su filosofía originaria. Y es que, al final, OpenAI nació como una organización sin fines de lucro. Su único afán era avanzar en el desarrollo de IA desde un punto de vista ético. No habí ninguna intención de pegar el nuevo pelotazo de Silicon Valley. «El principal deber fiduciario de OpenAI es con la humanidad», se puede leer en sus estatutos. Los inversores, aunque lo intenten, ni siquiera tienen derecho a vetar las decisiones de la junta. Por muchos miles de millones que hayan aportado. «Microsoft no es tonta» En un primer momento, la junta de OpenAI decidió entregarle el timón de la firma a Mira Murati, su anterior directora de tecnología, quien renunció al encargo y cerró filas con Altman. Finalmente, el empresario ha sido sustituido de forma interina por Emmett Shear , exdirector ejecutivo de Twitch que hace unas semanas abogó abiertamente por « desacelerar » el vertiginoso desarrollo de la IA. Una postura, aparentemente, más en línea con la de la junta de la startup. Durante los últimos meses, OpenAI ha recibido decenas de miles de millones de dólares de empresas e inversoras de capital de riesgo de todo tipo y condición. Solo de Microsoft, 10.000 millones de dólares. Gracias a esto, la empresa ha podido emplear las herramientas de inteligencia artificial generativa de la startup en sus servicios; entre ellos, en el buscador Bing, que aspira a competir con Google por la atención de los usuarios. Ahora la empresa capitaneada por Satya Nadella ha conseguido capitalizar la complicada situación de la startup, que, además de a Altman, puede perder próximamente a la mayoría de sus trabajadores si estos siguen adelante con su amenaza. También se ha adelantado a la competencia, entre ella al Gobierno de Francia, que este fin de semana lanzó una oferta al ejecutivo para que comenzase a trabajar en la transformación tecnológica del país. «Microsoft no es tonta. Ha invertido muchos miles de millones en OpenAI, si el talento ya no está ya no es tan importante. La empresa no es nada sin su gente, y todo apunta a que van a acabar acompañando a Altman», explica a este diario José Luis Casal, experto en negocio digital e inteligencia artificial y autor del libro ‘ Prepara tu organización para el futuro ‘. Desde su punto de vista, OpenAI, que tiene una valoración que ronda los 90.000 millones de dólares, corre riesgo de convertirse «en una empresa residual» que podría quedarse, simplemente, para el desarrollo de «soluciones de inteligencia artificial muy básicas»: «En el futuro igual hasta Microsoft intenta comprarles la marca, que tiene mucho lustre». Por su parte, Elena González-Blanco, directora de la empresa de IA generativa española ClibrainAI , que también tuvo ocasión de charlar con Altman durante su visita a Madrid de esta primavera, señala a este diario que «OpenAI ha sido un acicate» para los demás, y que, pase lo que pase con ella, «la carrera de la IA no va a tener fin».

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