'Ultracrepidario', la palabra española que define a muchos y casi nadie conoce

Sabelotodos, listillos, ‘opinólogos’, ‘todólogos’… A menudo se puede observar a individuos opinando sobre temas que no dominan con una confianza y seguridad, que no se alinean con su nivel de conocimiento. En ocasiones, estas personas pueden encontrarse ofreciendo consejos o juicios sobre asuntos que desconocen o de los que solo han oído hablar superficialmente. A este grupo de personas con un fuerte sesgo cognitivo se les denomina ‘ultracrepidarios’.

La palabra ‘ultracrepidario’, que no está reconocida por la Real Academia Española, proviene del latín ultra (más allá) y crepidarius (zapatero de la antigua Grecia). Su uso por primera vez en la forma ‘ultracrepidario’ aparece en un texto del escritor inglés William Hazlitt en 1819 dirigido a al satírico y controvertido autor William Gifford, al que habían definido como ‘crítico metomentodo’ (en original, ultra-crepidarian critic).

Cuál es el origen de este término

La inspiración para el término podría estar en una anécdota aparecida en la obra de Historia Natural de Plinio el Viejo y que involucra al pintor griego Apeles y a un zapatero que critica detalles en su pintura. El pintor, ante la crítica, replica ‘Sutor, ne ultra crepidam’, que significa ‘zapatero, no más allá del zapato’, de la que también procede nuestra expresión ‘zapatero, a tus zapatos’.

Desde 2019, con la aparición de la epidemia COVID-19, el término tuvo un fuerte resurgimiento para referirse a las personas que hablan o escriben sobre algo sin tener los conocimientos suficientes.

El fenómeno de los ‘ultracrepidarios’ no es nuevo, pero se ha acentuado en la era de las redes sociales, donde cualquiera puede expresar su opinión sobre cualquier tema, sin importar si está bien informado o no. Además, muchas veces estas opiniones se basan en prejuicios, emociones o intereses personales, y no en argumentos racionales o evidencias empíricas.

El término ‘ultracrepidario’ a menudo se utiliza para describir el efecto Dunning-Kruger, un sesgo cognitivo en el que las personas con bajo nivel de habilidad en un área tienden a sobreestimar su competencia.

El ‘ultracrepidarianismo’ ha demostrado ser muy perjudicial para la sociedad, ya que puede difundir información falsa o engañosa, generar confusión, polarizar opiniones basadas en datos sin rigor, desacreditar a los expertos y a las fuentes fiables, y obstaculizar el diálogo.

Por eso, es importante ser conscientes de nuestros propios límites y reconocer cuándo no sabemos lo suficiente sobre un tema como para opinar con criterio. También es conveniente contrastar las fuentes de información, verificar los datos y escuchar con respeto a quienes tienen más conocimiento o experiencia.

Por otro lado, es fundamental fomentar una cultura de aprendizaje y curiosidad, y no tener miedo de hacer preguntas y buscar conocimientos.

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