¿OFENDIDOS AL PODER O A LLORAR AL MONTE?

Es cierto que si hay que dar un cambio de rumbo en lo forma de gestionar, sí, pero por otro lado estamos en la auténtica era de los ofendidos, yo le llamo la de los ofendiditos y que representa ese momento en que todo el mundo quiere tener la razón, por supuesto, sin escuchar ninguna otra opinión o versión a la que tiene incrustada en su cabeza y encima, los que como yo, ya estamos en una etapa de  razón, empatía y paciencia nivel dios, tenemos que callarnos ante determinadas situaciones para no ofender más, si cabe, aunque esté todo bien argumentado, al ofendido de turno. El mundo al revés.

Evidentemente, todo tiene un límite, pero es que la gente hoy en día se ofende de todo, por la presencia de un tercero, por la calma de otros, por la energía que a estos les falta y ven en sus compañeros de trabajo… la gente se ofende por una respuesta que no esperaba, simplemente porque no es lo que quería oír y si está justificada o no, a ellos no les importa, se ofenden por verte feliz, por verte sonreír, porque hablas con fulanito o cenas con menganito, se ofenden por los éxitos de los demás, incluso se ofenden cuando les recuerdas que te deben dinero.

Está claro que cada uno tendrá su versión de la palabra (ofender) que también se puede confundir con envidia, pero la ofensa en sí, según el diccionario de la lengua española es:

1. Humillar o herir el amor propio o la dignidad de alguien o ponerlo en evidencia con palabras o hechos.

“Dicho lo cual, se abre un abanico de interpretaciones como la misma fauna en auge de los mismos ofendiditos que por regla general son ellos mismos bajo sus pensamientos quienes ofenden a su propio ser.”

Décadas atrás podíamos interpretar el mismo significado de una sola forma, pero hoy en día todo depende de tus creencias variopintas, muchas de ellas sectarias y partidarias que definen para el ofendidito, lo que es el bien y el mal de las cosas o acciones.

A ver como lo explico; si eres catalán, vives en Cataluña y no eres independentista prepárate para ser señalado.

Si comes carne, los veganos te repudian directamente, aunque yo a ellos los respete.

Si te gustan las corridas de toros, (no es mi caso) eres un sádico, aunque nadie discute a los animalistas que solo haya existido un Félix Rodríguez de la Fuente en 70 años a pesar de los chiringuitos económicos que hay creados a costa del medio ambiente y de los gobiernos actualmente.

Si no te arrodillas ante el movimiento “Black Lives Matter” eres un racista, pero no los veo a ellos haciendo nada por el hambre en África o por los derechos humanos ante, Camboya, Guinea Ecuatorial, Irán, República del Congo, Cuba, Yemen y un largo ect de países con dictaduras que anulan a sus propios ciudadanos bajo el paraguas de la esclavitud del siglo XXl.

Si no aplaudes a “Greta Thunberg” y no apoyas su discurso sobre el medio ambiente, te tachan de ser el causante del cambio climático, aun sabiendo todos, que la pobre chica, no es más que una marioneta de las elites y de la agenda 20/30.

Si no te vacunas del covid, eres un lastre para una sociedad de ovejas y aun sabiendo, que, en los parámetros de salud individual, nadie tiene potestad más que tú y tu conciencia.

Los hay de todas clases y banderas de colores, los de color, son los que siempre hablan de cualquier política y no se enteran de nada, simplemente siguen la estela del que más grita en la barra del bar y que como buenos predicadores, van inculcando pensamientos al ignorante que vive en una zona de confort total y que quiere ser como él, para que cuando se encuentre en medio del mundo de los ciegos, este, se convierta el tuerto de turno, vamos, el rey en el mundo de los ciegos.

Hace unos días me llama un director de operaciones para ofrecerme trabajo (no me interesa), la conversación se acaba en 0,5 segundos después de mi respuesta. (no sé, tendría la leche al fuego o quizás pensó que su tarjeta de visita basta para que todos le digan SI.)

Quizás lo que ofende en líneas generales es que tengas tus propios pensamientos, que no te dejes condicionar por nada, ni por nadie y que seas juez de lo que ves y vives, sin que nadie te tenga que teledirigir.

Que tengas libertad, coherencia y sabiduría o experiencia acumulada, para poder tomar decisiones acertadas o no, pero el valor de tomarlas… quizás es eso lo que ofende.

Que nada ni nadie te diga lo que debes hacer especialmente con tu vida personal, ni como lo tienes que encaminar.

Oye!!! Yo no tengo la culpa que tu no tengas esa capacidad, ni valores, ni principios para saber cuándo debes escuchar y cuando debes reaccionar, pero no te ofendas cuando oigas algo que no te guste y al otro le funcione. No te ofendas porque no pensemos igual, no te ofendas por que no actuemos de la misma forma o de la forma que a ti te gustaría que los demás actúen, esa es la riqueza del poder de decisión de cada individuo, la libertad de actuar sin dañar a nadie.

Si tú te dañas porque no pienso como tú, ese es tu problema, no quieras hacerme participe de tus pensamientos porque no pensamos igual. Poco avance tendríamos en la sociedad y en las empresas con un pensamiento único y sin el poder de decisión o la libertad de poder estrellarte y poder rectificar en la mejora constante.

A mí, particularmente, me gusta rodearme de gente que me haga pensar con argumentos que me ayudan a reflexionar y si hace falta, a ver distintas perspectivas de la vida para poder rectificar si estaba equivocado o seguir en el camino que tenía trazado, pero como decía, no todos somos iguales, unos lo entienden y otros seguirán usando la ofensa como artilugio o herramienta de conflicto y crecimiento erróneo.

Estoy en un momento de mi vida que no puedo, ni quiero perder el tiempo con el ofendido de turno, me ha costado mucho llegar a los 49 para que ahora tenga que medir palabras contigo.  

Seguiré trabajando con el que quiera dialogar, porque ese es el camino, pero ni un minuto más con el ofendidito, vaya usted a lavarse la cara con agua fría y si quiere volver vuelva.  

Si me quieres escuchar te lo explico, si quieres aprender te enseño, si quieres venir vienes, si quieres irte vete, si quieres quedarte quédate, si me quieres mirar a los ojos mientras te hablo, quizás empieces a entender que no soy tu enemigo, pero mientras mires al suelo y haces ver que me escuchas, aquí el único que pierde eres tú.

No me esperes para un conflicto, ni pienses que tu cara de ofendido me quita el sueño, porque gracias a la vida, duermo todas las noches como un bebé por tener la conciencia limpia y créeme cuando te digo que eso, es fruto de muchos años haciendo lo correcto.

En fin, como decía, Fiodor Dostoyevski (1821-1881) La tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles.

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